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El lagunero que construye edificios en miniatura

Don Ramón Adame Martínez toma la historia de la región en sus manos y la edifica a escala

SAÚL RODRÍGUEZ Y VERÓNICA RIVERA

La primera vez que don Ramón Adame Martínez construyó una edificación en miniatura con sus manos fue hace 15 años; necesitaba un portal para instalarlo en el tradicional nacimiento navideño.

Sólo le bastó su ingenio, algunos palitos de madera y abatelenguas. Entonces se percató de que tenía un talento especial, de que se le facilitaba abstraer a escala la arquitectura que lo rodeaba.

Don Ramón vivió toda su vida entre los motores y rutas de los Autobuses Rojos de La Laguna. Fue chofer y jefe de personal, pero su verdadera profesión siempre estuvo ligada al arte. Durante años, de gallo a grillo, recorrió el asfalto de las principales arterias deMatamoros y Torreón. Una vez llamado por la inquietud de construir maquetas, ideaba el proyecto de un edificio y avanzaba en él al terminar su jornada laboral. Su primera creación fue la Casa Histórica Arocena.

“Fue un ‘hobby’ que tenía de hacerlas. Iba a Torreón a tomarle fotos a los edificios. Les tomaba fotos de enfrente, de un lado, hasta que las empezaba a hacer (las maquetas) basándome en las fotos”.

TÉCNICA Y TALENTO

El constructor a escala se encuentra en su domicilio ubicado en el centro de Matamoros, Coahuila. Está en la sala, acompañado por su esposa y su pequeño nieto. En un sillón ha dejado el bastón con el que apoya sus pasos de 72 años. También está rodeado de sus creaciones. En las estanterías y vitrinas es posible ver las maquetas de edificios como el Museo Casa del Cerro, el Museo de los Metales, el Banco de La Laguna, el Casino de La Laguna, el Banco Chino, el Hotel Salvador o el Teatro Isauro Martínez.

Como buen matamorense, don Ramón también da homenaje al patrimonio local, por eso construyó las ladrilleras, la parroquia de Nuestra Señora delRefugio, el depósito de agua conocido como La Pompa, el reloj de la ciudad y el quiosco de la Plaza Principal, la estación de los Autobuses Rojos de La Laguna, la antigua presidencia municipal y la antigua estación de ferrocarril de Matamoros, que se ubicaba a tan sólo unos metros de su casa.

(Verónica Rivera)
(Verónica Rivera)

“Como le digo, me gustan mucho las cosas antiguas y empecé a construir igual los edificios de Matamoros”. Pero eso no es todo, don Ramón también construye relojes, barcos y vehículos, como el autobús rojo con el que juega su nieto. Fue autodidacta, nadie le indicó cómo hacer las cosas. Sólo tomó madera y segueta, con el firme objetivo de perfeccionar su técnica y cada vez más mejorar sus creaciones, capturando así la esencia histórica de la Comarca Lagunera.

El lagunero tiene la paciencia de un observador minucioso. Se sumerge en cada réplica. Su casa se convierte en su taller, un espacio lleno de fotografías de los edificios originales, donde capta cada detalle que luego plasmará con maestría en sus creaciones de madera.

“Primero hago la base de madera para empezar a construir. Sobre ella empiezo a hacer los pisos, poco a poco. Como en cualquier construcción, pongo los cimientos, las bases para sostener las tablitas, todo”.

Ante la notable desaparición de edificios históricos en La Laguna, este artesano lamenta la situación. La construcción de sus maquetas, de alguna forma, es un intento por preservar el legado histórico de los citados inmuebles.

Su vena artística también ha encontrado cobijo en el dibujo y la pintura. A un lado de la cocina cuelga un cuadro al óleo poblado de frutas, mismo que él pintó. No se explica su don, pero comenta que tiene varios sobrinos arquitectos y una nieta pintora, quizá ese peculiar ingenio viene de familia. “No sé si serán los genes que traigan”.

Don Ramón no ha pensado en vender sus creaciones. Para él sólo son un pasatiempo que resguarda en un rincón de su privacidad.Aunque sí ha participado en varias exposiciones realizadas en la Feria de Matamoros y en otros lugares del municipio.

“Siento una satisfacción muy grande, porque empiezo con poquito, batalle y batalle, pero lo hago, y ese es el sentimiento que tengo yo, que lo logro hacer”.

Se le pregunta cuál obra le ha costado más esfuerzo realizar. Don Ramónno titubea: la Casa Histórica Arocena y Hotel Salvador. Dice que los detalles de estos edificios fueron todo un reto, pues empleó tablitas muy pequeñas que tuvo que ir pegando poco a poco.

“Tenía el ánimo de seguir adelante, de seguir construyendo hasta que me saliera”.

(Verónica Rivera)
(Verónica Rivera)

Su próximo reto será construir el Hotel Galicia, ese edificio orientalista que se ubica frente a la Plaza de Armas de Torreón y que fue edificado en los años treinta por el maestro Cesáreo Lumbreras. Hasta el momento sólo ha completado la fachada, misma que toma de una de las mesas para mostrarla.

“Hace ya tiempo que lo empecé, como un año, pero ya no lo continué por problemas particulares, familiares y todo eso, dejé de hacerlo”.

A sus 72 años de edad, a don Ramón se le dificulta recorrer las calles y poder tomar fotografías a los edificios para convertirlos en madera. Pero su ímpetu no cesa y tiene interés en seguir construyendo.

Dice que está interesado por los edificios moriscos de Torreón y San Pedro de las Colonias, como la Casa Mudéjar, la Casa de los Torreones o la Casa Gamiochipi.

Si algún lector de El Siglo de Torreón está interesado en enviarle fotografías de algún edificio para continuar con su proceso creativo, don Ramón ha dispuesto el correo electrónico [email protected].

(Verónica Rivera)

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