Murió Emiliano, de tres años de edad, quien era uno de los niños que sufrieron quemaduras graves por la explosión de un cohete de pólvora en un galón con gasolina en la procesión religiosa por las festividades de la Virgen de La Luz, en Salamanca. (ESPECIAL)
Este lunes, murió Emiliano, de 3 años de edad, quien era uno de los tres niños que sufrieron quemaduras graves por la explosión de un cohete de pólvora en un galón con gasolina en la procesión religiosa por las festividades de la Virgen de La Luz, el pasado 28 de mayo en Salamanca.
"Emi", como lo llamaba su familia, falleció en el Hospital de Cuidados Intensivos, ocho días después de que ingresó a la institución médica.
Su padre, José Antonio Zapata Torres, fue quien anunció la muerte del pequeño Emiliano tras la explosión de pirotecnia.
"Si Dios te quiso llevar como un gran guerrero para tenerte como uno de sus mejores ángeles, yo te lo entrego de corazón, así como tú me lo prestaste, y te doy gracias por esos bellos momentos que nos diste. Te amamos con toda el alma, mi 'Emi'", escribió el padre del menor fallecido.
Posteriormente, con dos misas que se realizaron este lunes, sus padres pidieron "oración por mi niño" en los templos de la Luz y en San Antonio de Padua.
José Antonio Zapata, padre del menor fallecido, compartió también varias fotografías de Emiliano ataviado con un traje de San José en la celebración religiosa por sus tres años.
LA MUERTE DE EMILIANO
Emiliano, de 3 años de edad, iba a bordo de un remolque con dos niños más de 2 y 4 años, respectivamente, y con varios jóvenes durante la caravana católica realizada el pasado 28 de mayo en Salamanca. En el trayecto por la zona centro, un cohetón cayó en una garrafa con gasolina que llevaban en el remolque, causando lesiones a los menores.
El día de la explosión, las víctimas fueron trasladadas al Hospital de Cuidados Intensivos con quemaduras de segundo y tercer grado; dos días después, autoridades de Salud de Guanajuato trasladaron a un bebé de 2 años y 10 meses del Hospital de Cuidados Críticos de Salamanca a la ciudad de Galveston, Texas, para ser atendido por personal de la fundación Shriners.