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El Sindicato de Médicos de Sudán alertó hoy de que "el colapso del sistema sanitario es inminente" y que gran parte de los hospitales del país están fuera de servicio por los enfrentamientos que se desarrollan desde hace casi dos semanas entre el Ejército y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR).
"Los servicios sanitarios están amenazados con el cierre por la continuidad de las operaciones militares y las violaciones continuas del alto el fuego", dijo el sindicato en un comunicado.
Asimismo, alertó de que hay "escasez aguda" de material médico y de personal, así como pasos seguros para que las ambulancias puedan acceder a las zonas de combate para atender a los heridos, mientras que acusó tanto al Ejército como a las FAR de atacar instalaciones sanitarias.
De acuerdo con la fuente, más del 70 % de los hospitales ubicados en las áreas donde se desarrollan los combates han quedado completamente fuera de servicio, mientras que casi una veintena de centros médicos han sido bombardeados desde que estallaron los enfrentamientos, el pasado 15 de abril.
Esta situación es también especialmente grave para los pacientes que padecen insuficiencia real, ya que los centros que realizan diálisis a unas 12.000 personas están cerrando o se están quedando sin suministros, "lo que pone en riesgo las vidas de estos pacientes".
Sudán entró hoy en el decimocuarto día consecutivo de enfrentamientos pese a que el Ejército y las FAR han acordado extender la tregua por 72 horas adicionales, pero los combates han continuado en la capital, Jartum, y en otras zonas del oeste del país.
La anterior tregua, también de 24 horas, también fue violada desde el primer momento, pero la violencia remitió y eso permitió acelerar las evacuaciones de los ciudadanos de países extranjeros y el desplazamiento de los sudaneses hacia zonas más seguras del país.
Según las cifras de Naciones Unidas y otras instituciones, cerca de 50.000 personas han huido del territorio sudanés a los países vecinos desde el pasado día 15, principalmente hacia Chad, Sudán del Sur y Egipto.
La ONU estima que, de no cesar, la violencia podría provocar el desplazamiento de más de 270.000 personas.
Hasta el momento, al menos 512 personas han muerto y más de 4.000 han resultado heridas en los enfrentamientos, según el sindicato de médicos de Sudán.