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Nada mejor para incrementar el placer sexual que una sesión de contacto corporal que incluya a cada uno de los sentidos del cuerpo. Cada pareja conoce de antemano cuáles son las zonas erógenas que ha estado estimulando a lo largo del tiempo que llevan en la relación. Pueden llegar a creer que conocen todo lo que sus cuerpos son capaces de sentir, pero generalmente se equivocan; existen muchas sensaciones escondidas que, una vez descubiertas, dan origen a nuevas y mejores experiencias.
La creencia generalizada de que, a mayor tiempo de convivencia, ya no hay nada nuevo por descubrir, encubre un prejuicio de que la vida íntima tiene sólo un periodo apasionado para después caer en la placidez sexual.
Muchas parejas, cuando acuden a valoración sexológica, llegan derrotadas considerando inútil cualquier método auxiliar para los encuentros íntimos, ya que no están conscientes de las capacidades de su organismo para explorar el placer.
PROCESADOR DE SENSACIONES
Cada sentido descubre una nueva y electrizante sensación. El cuerpo produce impulsos eléctricos y cascadas químicas que llevan a los amantes a que se toquen, rocen sus cuerpos, junten sus labios y en algún momento conjuguen sus órganos genitales en la más profunda sensación: el coito.
La mesa directiva de la vida humana está regida por el cerebro. Nada de lo que ocurre dentro del organismo o sobre la piel le es ajeno. Determina las sensaciones que desea alcanzar y se encarga, a su vez, de regular las emociones que dan pie a la pasión carnal.
El cerebro produce las endorfinas necesarias para cada sensación placentera, acelerando y retrasando el impulso sexual. Asimismo, actúa en conjunto con el sistema hormonal del cuerpo humano, el cual produce sustancias que anticipan el placer corporal y mental propio del clímax erótico.
Estos reguladores internos funcionan al instante, produciendo hormonas que incentivan el placer sexual y lo promueven, así como otras que indican la necesidad del descanso y la placidez antes, durante y después de un encuentro íntimo.
El ser humano viene provisto de todo lo necesario para disfrutar del sexo hasta su más avanzada vejez.
LA MAGIA DEL TACTO
La piel es el órgano más evidente a través del cual se despierta la excitación y se goza del placer al tener relaciones. Posee corpúsculos sensitivos que recorren cada milímetro que envuelve a la persona.
Estos detectan temperatura, presión, tacto, dolor y vibración de manera inmediata y lo comunican al cerebro, que procesa la información y la clasifica en placentera o desagradable.
El Kama Sutra, libro de los aforismos del amor perteneciente a la cultura india, promueve que los encuentros eróticos vayan precedidos de besos tiernos, profundos, húmedos, llenos de chasquidos y en sucesión lenta, a fin de preparar el terreno de la respuesta orgásmica.
De la misma manera, recomienda el baño mutuo, sin prisa, dejando que el jabón haga resbalar las manos sobre el cuerpo de la pareja. Los amantes no deberían permitirse dejar sin explorar cada sensación en cada encuentro.
EL OLOR DE LA PASIÓN
Hay un sentido altamente estimulante que muchas veces pasa desapercibido y se desaprovecha en la vida sexual: el olfato.
El sistema nervioso, a través del nervio olfatorio, proporciona a los seres humanos la capacidad de oler y discriminar cientos o tal vez miles de diferentes aromas, incluidos los propios del encuentro sexual.
Otros mamíferos olfatean a las hembras cuando se encuentran en época de celo e inician el cortejo con propósitos reproductivos. El ser humano, en cambio, no cuenta con un periodo de celo y su capacidad olfatoria usualmente está sobreestimulada por el entorno; sin embargo, es capaz de discriminar el aroma de su pareja, que es único e irrepetible. Esto aplica tanto para hombres como para mujeres, ya que ambos sexos perciben de forma única el olor de quien los apasiona.
Las fragancias que envuelven el cuerpo de los amantes enmascaran los olores reales, pero nada mejor que la sudoración de la excitación sexual para disminuir esos aromas artificiales y manifestar aquellos que contienen elementos que promueven la excitación, es decir, las feromonas que en los mamíferos despiertan el deseo por la cópula.
Los seres humanos que se permiten explorar sus fragancias íntimas descubren placeres únicos, ya que todo en el cuerpo tiene un olor particular, desde la boca que conjuga la blancura de los dientes en todos sus matices hasta la piel hipersensible al tacto.
LAS TIENDAS DEL AMOR
La época actual invita a promover resultados en lugar de simplemente esperarlos. Las llamadas sex shops cuentan con diferentes apoyos para los amantes dispuestos a experimentar en la cama.
Fragancias diversas, chocolates de múltiples formas y sabores para comer, untar, lamer y succionar cumplen con la función de multiplicar el placer a través del gusto.
Objetos de uso común como plumas, borlas de piel, peluches y disfraces alusivos a profesiones o actividades, tales como bombero, policía o maestro, son empleados para intensificar el deseo mediante el tacto y la vista.
Lamer la oreja, olisquearla, soplar suavemente sobre ella o dar un masaje valiéndose de diapasones, produce vibraciones agradables que logran superar las sensaciones habituales y despertar el placer, sin olvidar que no existe música más sublime que los gemidos, jadeos o chasquidos que acompañan a la intimidad.
No siempre se necesitan artefactos especializados para estimular los sentidos. Los olores propios de las frutas y su textura natural suman olfato, tacto, gusto, vista y oído al ser mordidas y escuchar el crepitar de la cáscara o membrana que las envuelve.
Cada pareja irá descubriendo sensaciones que siempre estuvieron ahí para ser exploradas. Una visita sin prisa a estos establecimientos físicos o virtuales presenta opciones divertidas, nada complicadas, que harán de cada momento una oportunidad de gozo con la pareja.