(RAMÓN SOTOMAYOR)
El Museo Regional de La Laguna (MUREL) alberga la exposición ‘Las culturas de un cactus sagrado. Arte y ritualidad’, muestra compuesta por 195 piezas (fotografías, objetos, figuras arqueológicas, utensilios y textiles) que despliega el uso ritual y cultural que tiene el peyote en pueblos de México y Norteamérica como el cora, el rarámuri o el wixárika.
Se trata de un proyecto del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), que ya ha estado en otros recintos del país como el Museo Regional Potosino de San Luis Potosí (2016), Museo del Desierto de Saltillo (2017), Centro Cultural de Real de Catorce (2018) y el Museo Regional de Nayarit (2019).
Es una propuesta de carácter etnográfico, etnobotánico y biocultural, cuya curaduría fue realizada por el gestor cultural y curador David Velázquez Romo.
Gretel de la Peña, directora del MUREL, indicó que la exposición permanecerá en La Laguna hasta noviembre próximo.
“La exposición te lleva por una linea de tiempo. Comienza por la parte geográfica y te ubica en tiempos prehispánicos cómo, a través de los vestigios arqueológicos y antropológicos que se han encontrado, conectaban con la divinidad, dioses y deidades”.
El peyote o jícuri es una especie de cactus norteamericano de la familia de las lofóforas. Actualmente se encuentra en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), como una especie en estado vulnerable.
La directora de este recinto agregó que estas culturas asocian al peyote con el venado. Para ellos ir en busca del cactus es como realizar una especie de cacería. “Era un a procesión y cuando lo encontraban hacían una fiesta, un mitote. Por ello, alrededor de esta planta siempre vamos a encontrar gente bailando e instrumentos musicales”.
Para esta exposición, también se involucraron los investigadores Carlo Bonfiglioli de Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Arturo Gutiérrez del Colegio de San Luis.
“El peyote es tan simbólico a través de esta investigación que hizo el INAH. Si pueden ver esta fotografía maravillosa, el fruto de la planta sagrada está protegido y lo que sale es la flor. Entonces (en sus textiles) dibujan la flor rosa y abajo la figura del peyote que es octogonal […] cada objeto, cada textil, nos está contando una historia”.
Dentro de las piezas, destacan ornamentos como unos collares realizados con peyote disecados que fueron ensartados como cuencas, por lo general se emplean en celebraciones. Además de otros vestigios de trabajos artesanales y fotografías a pueblos como el cora, cuyos integrantes no suelen permitir el acceso a personas ajenas a sus comunidades.
Además de mostrar el valor simbólico y religioso para varios pueblos originarios de México, la exposición también cumple una función para concientizar sobre el saqueo de este cactus en algunas partes del país.
“Hay que dar cuenta de lo sagrado que es nuestra cultura etnográfica. Hay que enseñar a la gente a cuidarlo. No se trafica con nuestra cultura, así sean plantas. Hay una historia ancestral”.