El populismo en muchos países está provocando daños que podrían convertirse en irreversibles para las sociedades donde se presenta.
La ciencia política define al populismo como la idea de que la sociedad está separada en dos grupos enfrentados entre sí.
Según Cas Mudde, autor de "Populismo: una muy breve introducción", estos dos grupos antagónicos son "el verdadero pueblo" y "la élite corrupta".
Se vale intentar representar y defender a los pobres y a los más necesitados de una nación, el problema empieza cuando el político dice ser el único que conoce y sabe como defender al pueblo.
De acuerdo a la Real Academia Española, el populismo es una "tendencia política que pretende atraerse a las clases populares".
El populismo no es nada nuevo, pero en los últimos años su presencia se ha disparado en el mundo tanto de manera sutil como abierta y para colmo afecta por igual a los políticos de izquierda que de la derecha.
Su origen data de un movimiento ruso del siglo XIX llamado "Narodnichestvo" que en español se traduce como populismo y se deriva del lema "ir hacia el pueblo".
En México lo hemos vivido y sufrido en varios momentos de los últimos dos siglos, durante la revolución mexicana, en el gobierno de Lázaro Cárdenas, de Luis Echeverría y también en el de José López Portillo.
Al gobierno de Vicente Fox se le considera que tuvo varios rasgos populistas y ni que decir del actual régimen de Andrés Manuel López Obrador.
El término populismo se presta desde luego a manipulación, con frecuencia los grupos políticos lo utilizan con sentido peyorativo para descalificar a sus contrincantes, pero en otras ocasiones las evidencias son claras y contundentes.
En Europa destacan los casos actuales en Italia, Francia y España de un populismo de derecha que hasta el momento no ha causado estragos, sin embargo los riesgos son latentes.
En América Latina el populismo de izquierda ha sido por demás nefasto y ha mantenido por décadas bajo control y sumido en la pobreza a varias naciones, entre ellas Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Los gobiernos populistas de izquierda dicen defender al pueblo, se apoderan de las estructuras del poder, satanizan a los sectores productivos y consiguen a través del voto manipulado o la fuerza militar extender su poder indefinidamente.
En México lo estamos viviendo con el actual régimen que está haciendo hasta lo imposible para prolongar su dominio sin importar los efectos negativos que esto causará a la sociedad a mediano y largo plazo.
En economía, seguridad, salud y ahora en educación con los nuevos libros de texto salta a la vista el empeño en imponer moldes que no coinciden con el grueso de la sociedad mexicana.
Pero también en Estados Unidos se vive un populismo sutil y nefasto que podría llevar a la sociedad norteamericana a estados dramáticos de impunidad y degradación social.
En California los gobiernos emanados del partido Demócrata han generado serios problemas sociales y de seguridad en distintas ciudades del estado.
Sus políticas populistas y permisivas han propiciado el disparo de la criminalidad y de la presencia de indigentes conocidos en inglés como "homeless".
En San Francisco la situación ha llegado a extremos inimaginables. En Union Square, el corazón comercial y turístico de dicha ciudad, han cerrado en los últimos 18 meses por lo menos 22 tiendas de prestigio, entre ellas Nordstrom, Old Navy y Banana Republic, debido al clima de inseguridad que prevalece.
Resulta que Union Square se colmó de drogadictos y criminales que una vez caída la tarde salen de sus rincones para asaltar, buscar droga y reunirse con sus camaradas.
Los comercios, entre ellos algunos hoteles, decidieron cerrar sus puertas para proteger a sus clientes y sus empleados del desorden social que impera en este histórico lugar de San Francisco que no ha sido protegido por las autoridades locales.
En condiciones no tan graves, pero similares, viven otras ciudades californianas como Los Ángeles y San Diego, donde la presencia de indigentes mezclados con delincuentes crece día tras día ante la indiferencia de los gobernantes populistas que solo piensan en la imagen y en los votos.
Eso sí defienden a capa y espada sus ideas progresistas de izquierda, pero cobran con la derecha sueldos y bonos millonarios.
¿A dónde nos llevarán los gobiernos populistas? ¿Hay tiempo de ponerles alto o es una corriente que arrastrará a nuestras sociedades?