El primer paciente en ser intervenido fue el señor Esteban, de 51 años de edad, y gracias a ello pudo mejorar su calidad de vida. (CORTESÍA)
La Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) No. 71 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Torreón, incorporó en 2022 a su cartera de servicios, las cirugías de estimulación cerebral profunda para tratar el Parkinson.
El año pasado, se logró intervenir con éxito a nueve personas, siendo la primera operación el 7 de junio de 2022, a un hombre de 51 años de edad, originario de Delicias, Chihuahua.
Mediante dicho procedimiento, se inhiben los síntomas de la enfermedad y se contiene su avance durante un periodo de 15 a 20 años, a través de la colocación de un aparato que emite impulsos eléctricos a los núcleos del cerebro.
Nery Alexander González Rodríguez, es el neurocirujano que encabeza las intervenciones y explicó que esta técnica se realiza en coordinación con el departamento de neurología a cargo de la doctora Diana Sánchez.
Entre ambas áreas, con apoyo de un equipo multidisciplinario y de una gran cantidad de estudios, protocolizan a los pacientes para buscar su mayor beneficio.
La enfermedad del Parkinson tiene cinco etapas; el procedimiento debe realizarse cuando la persona se encuentra entre la fase 2 y 3, y presenta complicaciones motoras de difícil control tales como rigidez, lentitud, temblor e inestabilidad postural, aunado a que se debe contar con pruebas neuropsicológicas y psiquiátricas para descartar la existencia de algún otro cuadro clínico.
¿CÓMO SE REALIZAN LAS CIRUGÍAS?
El médico expuso que las cirugías se realizan por medio de estereotáxia la cual es una técnica neuroquirúrgica que posibilita el acceso a zonas profundas del cerebro mediante una aguja de biopsia, que permite tomar muestras con absoluta precisión.
Explicó que a través de la tomografía axial computarizada y la resonancia magnética se identifica el área cerebral a la que se quiere acceder y se trasladan estas medidas a dos coordenadas espaciales (x, y), que determinan el sitio específico en donde se deberán colocar los neurotransmisores.
Indicó que la cirugía se realiza en dos momentos: en el primero el paciente está despierto y con ayuda de un marco de estereotaxia que se coloca en su cabeza, se introducen -en orificios de aproximadamente 15 milímetros- los electrodos de un estimulador que se sitúa en los núcleos cerebrales profundos y que emiten impulsos eléctricos a través de los cuales se contienen los síntomas de la enfermedad.
En esta parte se requiere de toda la intervención y apoyo del área de neurología quienes también ingresan a quirófano, valoran y realizan pruebas en ese momento para medir las respuestas.
Posteriormente, ya con anestesia general, se colocan por debajo de la piel y hasta llegar a la clavícula, las fuentes de energía del aparato.
Describió que la persona se mantiene tres días en el hospital y egresa a su domicilio con el equipo apagado para dar oportunidad a que cicatricen las áreas en donde se introdujeron los electrodos. Tres semanas después el aparato se enciende para regular la respuesta a la estimulación cerebral. Posteriormente, el neurotransmisor se programa a través de un dispositivo móvil (tipo tableta) para determinar la intensidad.