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El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió este viernes de la creciente presión que sufre el dique de protección del estanque de agua para la refrigeración de la planta nuclear de Zaporiyia, al sureste de Ucrania.
Tras la voladura de la presa de Kajovka, la fuga masiva de agua del embalse está causando presión sobre el dique en torno al estanque que abastece a la planta con agua para enfriar los reactores que desde hace meses están parados.
Según los inspectores del OIEA presentes en el lugar, el nivel de agua en el embalse baja a un ritmo de unos cinco centímetros por hora y alcanzó los 11,62 metros a las 16.00 GMT, frente a los casi 17 metros de antes de la voladura de la presa el pasado martes.
Los operadores de la planta estiman que podrán bombear agua del embalse hasta una profundidad de 11 metros y posiblemente incluso por debajo.
Según el director general del OIEA, Rafael Grossi, aún no está claro a qué nivel de agua se estabilizará el embalse.
Eso sí, el estanque junto a la planta y el canal de descarga de la cercana central térmica de Zaporiyia están llenos y pueden proveer suficiente agua para varios meses, aseguró el OIEA en su comunicado.
"Aunque no exista una amenaza a corto plazo, el desastre de la presa está causando nuevas e importantes dificultades para la central", advirtió Grossi.
Todo ello sucede "en un momento en que la situación de la seguridad nuclear es ya extremadamente frágil y potencialmente peligrosa durante el conflicto militar", agregó el jefe de la agencia nuclear de la ONU.
"El aumento de las actividades militares en la zona aumenta nuestra profunda preocupación por la seguridad de la mayor central nuclear de Europa", concluyó Grossi.
Según los inspectores del OIEA destinados en la planta, en la mañana del viernes se escucharon nuevamente varias explosiones.
Rusia, que controla la planta desde marzo del año pasado, informó en una carta enviada al director general del OIEA que el jueves y el viernes hubo "ataques con drones kamikazes" contra el conmutador eléctrico de la cercana planta térmica.
Esa instalación suministró electricidad de reserva a la planta atómica de Zaporiyia hasta que la última de sus líneas de 330 kilovoltios (kV) fue dañada hace más de tres meses.
Grossi viajará la semana que viene a la zona para acompañar a los inspectores del OIEA que darán relevo a los expertos que se encuentran allí desde hace casi dos meses.
"Durante mi misión de la próxima semana reforzaré nuestro equipo de expertos en el lugar en vista del aumento de nuestras actividades allí", concluyó el director general.