Mientras las familias laguneras aprovechan para celebrar, Jaime ve oportunidades y entra en acción en búsqueda de ingresos para su hogar. Tiene 62 años y acompañado de su automóvil, un palo de madera y unas ganas enormes de no quedarse atrás, recorre cada fin de semana las quintas de Torreón, vendiendo globos y salvavidas.
Jaime de la Cruz cuenta que fue su padre quien lo inició en el negocio de los globos, pero él decidió ampliar el giro y trasladarlo a las quintas o salones de eventos. Su profesión es la de ingeniero agrónomo, pero no ha ejercido como quisiera ni ha podido establecerse en un empleo formal, debido a la falta de oportunidades o los bajos salarios.
Sin embargo, Jaime asegura que vive bajo el lema de que “trabajo es trabajo, independientemente de lo que sea, únicamente que sea lícito”, por lo que no tiene impedimento alguno para dedicar hasta 5 o 6 horas de cada uno de los días de sus fines de semana para llevar sus productos a las fiestas laguneras y, a la par, resolver las necesidades de diversión o de seguridad de los presentes.
Orgulloso, Jaime de la Cruz cuenta que fue la curiosidad y sus ganas “de buscarle” lo que lo motivó a encontrar esta forma de autoempleo, donde “sale de todo”, pues aunque algunos laguneros le han dicho que “les cayó del cielo” con sus globos, juguetes y salvavidas, otros no le permiten el acceso para ofrecer sus artículos.
Afortunadamente, no ha tenido ninguna experiencia negativa ni ha sufrido una grosería mayor por parte de la gente presente en las fiestas a las que acude con sus productos e incluso se muestra comprensivo al señalar que hay quien prefiere seguir con su celebración, sin ser interrumpidos por su oferta.
5 A 6 HORASDe cada uno de los días de sus fines de semana dedica Jaime a vender globos y salvavidas en las quintas de Torreón.
Con ánimo, Jaime no deja de presumir la motivación que le da su familia, consistente en su esposa, dos hijos y tres nietos, siendo solo su compañera de vida quien actualmente depende de él.
Además de la venta de globos y salvavidas, el aguerrido emprendedor se dedica ocasionalmente a trabajar como apoyo en programas para el INE o el Inegi, pero, dado que este cargo no es fijo y no recibe todavía algún beneficio de un programa social, es que varios fines de semana opta por la venta de sus productos para apoyar con los gastos de su hogar, pues “hay que comer”.
Así, no le incomoda “andar de trabajo mientras otros andan de fiesta” y desde el mediodía toma sus globos, salvavidas y otros juguetes para recorrer la ciudad de Torreón, donde tiene su residencia al oriente de la ciudad.
“Sí es pesadito, porque a veces el calor está fuerte”, narra Jaime, pero defiende con pasión y agradecido la labor a la cual se dedica, invitando a quienes no cuentan con un empleo a buscar también la forma de generarse un ingreso legal.
“El que no arriesga no gana”, dice Jaime, invitando a la gente que “tiene pensando hacer algo, pero que no se decide”, a que se animen, “pues con fracasos es como aprende uno”.
Jaime de la Cruz cuenta que fue la curiosidad y sus ganas 'de buscarle' lo que lo motivó a encontrar esta forma de autoempleo. (ÁNGEL F. CHÁVEZ FÉLIX)