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El expresidente brasileño Jair Bolsonaro ingresó este miércoles en un hospital de São Paulo para unos exámenes de rutina, en medio del cerco judicial que enfrenta por diversas investigaciones penales y civiles.
Bolsonaro, de 68 años, acudió al Hospital Vila Nova Star, en la capital paulista, para "evaluar su condición clínica", según informó Fabio Wajngarten, uno de sus abogados, en las redes sociales.
Los exámenes tienen por objeto analizar el funcionamiento del "sistema digestivo y el tránsito intestinal" del líder ultraderechista y explorar posibles "hernias abdominales".
De acuerdo con Wajngarten, esta nueva revisión dará seguimiento a los cuidados que recibe el exmandatario desde que fue apuñalado el 6 de septiembre de 2018 durante un acto electoral, ataque que le causó diversas complicaciones en el aparato digestivo desde entonces.
El ingreso hospitalario del capitán retirado del Ejército coincide además con el agravamiento de sus problemas con la Justicia brasileña.
En este sentido, la Policía Federal le ha citado a declarar el próximo 31 de agosto para dos casos diferentes.
En primer lugar, será interrogado dentro del caso que investiga una supuesta trama golpista promovida por empresarios afines a grupos de extrema derecha contra el hoy mandatario Luiz Inácio Lula da Silva.
Y en segundo, volverá a responder ante las autoridades por la supuesta apropiación y venta ilegal de un conjunto de joyas que recibió durante su mandato (2019-2022) en viajes realizados al exterior y que son propiedad del Estado.
En este último caso también fue citada a declarar su esposa, Michelle Bolsonaro.
Bolsonaro ya ha respondido a los cuestionamientos de la Policía en diversas ocasiones desde que dejó el poder el pasado 1 de enero, cuando le sucedió Lula, por otros casos.
Entre ellos por la asonada golpista del 8 de enero, cuando miles de sus simpatizantes invadieron de forma violenta las sedes de los tres poderes, y por presuntos fraudes con certificados de la vacuna contra el covid-19.
En otro frente judicial, el exgobernante fue inhabilitado por ocho años por el Tribunal Superior Electoral (TSE), el pasado 30 de junio, por difundir bulos y atacar de forma grave el sistema electoral y las instituciones democráticas.
Durante la pasada campaña, Bolsonaro y varios de sus aliados encabezaron una feroz campaña de descrédito contra las urnas electrónicas que Brasil utiliza en sus comicios desde 1996 sin que se haya reportado un solo problema sobre los resultados desde entonces.
Bolsonaro terminaría perdiendo las elecciones de octubre del año pasado por un estrecho margen frente a Lula, que volvió al poder después de dos mandatos consecutivos entre 2003 y 2010.