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La columna del perro

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Con el ojo bueno

MVZ FRANCISCO NUÑEZ GONZÁLEZ

Por suerte, los perros no se valen únicamente del sentido de la vista, para hacer su vida, usan también y tal vez con más intensidad sus otros sentidos como son el olfato, el oído y sienten de manera muy especial las vibraciones a través de sus patas. Yo he visto perros completamente ciegos vivir así muchos años llevando una vida plena y de calidad.

Al "Pirata", un perro criollo de talla más bien grande, que se veía que sus antepasados cercanos le habían heredado muy probablemente los genes de poodle, pues tenía un hermoso, abundante y pelo rizado, las personas que lo conocían cuando vagaba por las calles, decían que siempre fue agredido por algunas personas a quien se les acercaba para congraciarse, al grado de que algún día de tantos, en que intentaban lapidarlo, una de las piedras que le lanzaban le pegó de lleno en el ojo izquierdo, y debido a esto el ojo se lesionó de manera irreversible, con el tiempo se le fue cerrando, hasta que casi no se le veía debido al abundante pelo y terminando de cerrarse por completo.

Las personas que sí lo querían y lo alimentaban ocasionalmente fueron quienes debido a eso le pusieron el apodo de "Pirata", y también me platicaron que a partir de ese momento el carácter del "Pirata" cambió, pues ya no volvió a confiar en las personas, se tornó huraño y desconfiado, gruñendo y ladrando a toda persona que se le intentaba acercar.

Creo yo que el "Pirata" cambió, porque asoció el dolor físico infringido por la piedra lanzada contra él por las personas, a quien él sólo intentaba hacerlas sus amigos, y pienso también que a partir de ese evento cruel, cobarde y traumático, él empezó a ver la vida a través del ojo que había perdido, es decir, vio una vida oscura, con dolor, sin nadie en quien confiar, sino solo en él mismo, estando siempre a la defensiva, amargado y sabedor de que en cualquier momento pudiera volver a ser agredido por otra persona, cobarde y cruel. Por tanto su vida dependía ahora de su instinto de conservación, el cual lo hacía estar siempre alerta, en guardia, listo para huir siempre, sabedor de que si fallaba le podía en ello ir otra lesión o la vida misma.

Por suerte el tiempo todo lo pone en su justo lugar, y como yo siempre digo, hay por suerte más cantidad de personas buenas que malas, y así fue, una persona de buen corazón, siguió por un tiempo largo dándole de comer, hasta que el "Pirata" volvió a ver la vida con su ojo bueno, supo que como existe la noche, también existe el día, que nadie pierde para siempre y que en esta vida a veces se sufre para merecer.

Después de tanto padecer el "Pirata" vivió una buena vida, fue adoptado y sus amos me platicaron que era un perro muy noble y manejable, además bueno para cuidar la casa. Me dio mucho gusto el saber eso, y me quedé pensando que la pérdida de algunos de los sentidos, no lo es todo, y que de nosotros depende ver la vida con "el ojo bueno" o con "el ojo malo".

Y ahora para terminar una gota de filosofía… SOMOS COMO SOMOS CUANDO NADIE NOS VE.

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