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Julio Urías no jugará, pero tampoco dejará de recibir su sueldo al ser colocado bajo licencia administrativa por parte de la gerencia de los Dodgers de Los Ángeles.
Esta es la segunda ocasión que el lanzador mexicano es colocado en esa categoría, utilizada por los equipos, la liga y el sindicato de jugadores de las Ligas Mayores cuando uno de sus jugadores está bajo investigación policial o judicial.
La primera ocasión que vivió esta situación fue en 2019, cuando también, como hasta este sábado, se le acusó por violencia doméstica. En ese momento tuvo que cumplir un programa de asesoramiento de un año de duración para reducir su ira y aprender a tratar a su familia, y la MLB lo suspendió por 20 juegos, en una de sus temporadas más prometedoras.
Sin embargo, para esta falta, el problema para Urías no deja de preocupar a la gerencia de los Dodgers.
Más allá de lo que dictamine la justicia de Estados Unidos y después las Grandes Ligas, por las acusaciones de violencia doméstica en su contra, a la gerencia de los Dodgers de Los Ángeles le tiene sumamente preocupada la actual situación del pitcher mexicano Julio Urías, debido a que muchos aficionados del equipo están muy molestos con él.
La novena ha sostenido una serie en Miami contra los Marlins y a partir de hoy visitará a los Nationals en Washington, pero en las tribunas ya se han dado protestas contra el sinaloense, al tapar su apellido en las camisolas y poner en su lugar la palabra "Violentador", además de la frase "Las mujeres no se tocan". La afición planea subirlas de tono a partir del lunes, cuando vuelvan a Los Ángeles y reciban a los Padres.