La trama se fue desvelando. La designación de moderados en funciones centrales: Hacienda; Gobernación; Educación, Economía; Turismo, la propia Cancillería y otros, Romo, dio una señal de moderación posible. El engaño duró poco.
Energía, CFE, CRE, todos los órganos reguladores acechados. Iban por todo, de regreso al estado propietario -invertir en fierros, no en las personas- al costo que fuera, incluso en salud, en educación. Adiós al apoyo a mujeres, a los refugios, adiós a las escuelas de tiempo completo, a las estancias infantiles, más de 20 programas, incluido el Seguro Popular, alrededor de 15 millones de mexicanos, perdieron protección. Los fondos centrales para lograr mayor justicia social -Gastos Catastróficos- a la licuadora para tener más dinero para los programas con cara de voto.
Los radicales estaban al acecho y comenzaron los ataques frontales: CONACYT, CNDH, educación. Querían todo el poder, comenzando por el micrófono de la plaza pública. Desde allí, el insulto, la ofensa, como mecánica cotidiana. La mentira como estrategia. Premisa en un país de ignorantes -así lo dijo- el apoyo popular estaba garantizado. En paralelo la técnica "franciscana" de estrangular a los contrapesos: reducciones presupuestales suicidas en instituciones de salud, los institutos, marometas administrativas que provocaron, la escasez de medicamentos, la enfermedad y la muerte de compatriotas. Ahogar al INE, el INAI. Yo soy la medida de todo, consigna del paroxismo autoritario. Consejeros del INE, del INAI, ministros, no importan las leyes, todos por debajo de mi ficción: ingreso tantos pesos, bueno sin contar -como lo dice la constitución- otros apoyos. Otra "mentirilla" republicana.
Las dudas se despejaron. ¿Intentaron la reelección? Si, allí están las jiribillas de sus dichos desde el Teatro de la República. ¿Quieren permanecer en el poder a cualquier costo? También, no sólo por ambición, sino porque sus alianzas con el narco les exigen control permanente. Nunca lo tendrán, allí está Guerrero. El poder permanente son los narcos, no ellos. Y ahora, sin el triunfo seguro, qué harán los actuales dirigentes de las FFAA, frente a la creciente e incontrolable humedad de corrupción que todo lo penetra: del AICM, a las aduanas y puertos. Bienvenidos a la intemperie de la historia que no respeta el verde olivo. Eran excepción en América Latina, serán un caso más de penetración y corrupción. Echaron por la borda un siglo de construcción institucional. ¿Tendrán remedio?, a saber. Lo que más les convendría sería regresar a sus hogares y mirar a sus familias a los ojos, con orgullo, regresar a sus funciones tradicionales de seguridad y auxilio a la población, y así recuperar el mayor patrimonio que han tenido: su prestigio.
Pero claro, faltaba un expediente. Toda dictadura que se respete busca apropiarse de algo que está más allá de los fierros, de las instituciones, de las Fuerzas Armadas, de los micrófonos. La idea está en el marxismo, estuvo en los nazis, en Mao, en Pol Pot y en varios dogmas religiosos. Primero purificar, explicar al pueblo "bueno", que sus conciencias han sido secuestradas, que deben ser liberados y que, por fortuna, hay los líderes para lograrlo. Ahora la 4T se desnuda en su búsqueda del "hombre nuevo", el "mexicano nuevo", que no necesita de las matemáticas imperialistas, ni que los astros estén bien ubicados en el espacio sideral, faltaba más. Para eso existe la sabiduría comunitaria. Así las supersticiones, pasan a ser saberes. Además, por razones pedagógicas de simplicidad, el mundo se divide en dos, los buenos y los malos, esos diablos de las élites económicas.
Quemarlos no, es símbolo de barbarie cultural. Conservarlos en las escuelas para recordar esta perversión. La verdadera sublevación y rebelión es sencilla -José Franco (dixit)- y está en manos de los maestros: recuperen los libros anteriores y úsenlos como acto de liberación.
México se los agradecerá.