(RAMÓN SOTOMAYOR)
Ricardo Acosta respondió al anuncio de la tercera llamada pasadas las ocho de la noche de este viernes. Se trató del último de los dos recitales que ofreció en el Teatro Isauro Martínez (TIM), donde honró la música de Ludwig van Beethoven a través de sus sonatas.
Tres piezas arrojó la tinta impresa en el programa: Sonata op.90 en Mi menor, Sonata op. 14 no. 2 en Sol mayor y Sonata op. 101 en La mayor.
En un concierto que contó con la organización del Instituto Municipal de Cultura y Educación (IMCE), Acosta apareció en el escenario, micrófono en mano se dirigió al público y comentó que, al contrario del recital ofrecido el miércoles, donde se presentó a un Beethoven salvaje, esta vez se presentaría una faceta más tranquila y amigable del legendario compositor. Enseguida pasó a explicar la primera sonata de la noche.
“Beethoven acababa de terminar sus estudios y ya estaba haciéndose famoso. Es una sonata muy divertida. No tiene nada que ver con el Beethoven de la Quinta Sinfonía que nomás está destrozando el piano”.
El músico se sentó frente al piano, con una luz cenital bañándolo de claridad. Acto siguiente comenzó a interpretar la notas de la Sonata op. 14 no. 2 en Sol mayor, a través de sus tres movimientos.
En una entrevista anterior, el pianista había indicado que se debe que estar preparado para el golpe de sonoridad que tienen las obras de Beethoven, para soportar el desbordamiento de una música tan pura que no se preocupa por la comodidad del intérprete.
La segunda sonata de la noche de las últimas que el compositor escribió en vida. Con tan solo dos movimientos, Acosta la describió con un carácter más enfocado a lo poético. La Sonata op.90 en Mi menor reflejó una pasión y suavidad particulares.
A discreción del pianista, el recital incluyó pequeños preludios improvisados en los atrios de las sonatas.
Ricardo Acosta cerrará su ciclo de actividades sobre Beethoven este sábado con una clase magistral que ofrecerá en el Instituto de Música de Coahuila (INMUS) a partir de las 10:00 horas.