La Laguna recibió al tenor italiano Andrea Bocelli en una noche de febrero que se registrará sonoramente en la historia de la región. El escenario estuvo listo desde temprano, sobre un prado del Club Campestre Torreón, en una velada titulada Bajo las estrellas del desierto.
Poco antes de las 20:30 horas, músicos pertenecientes a la Orquesta Filarmónica del Desierto y a la Camerata de Coahuila, aparecieron sobre el escenario, en un ambiente tamizado por humo rojo, ante poco más de cinco mil laguneros que aguardaban a la expectativa.
El concierto comenzó bajo una luna creciente y las estrellas que intentaban esconderse tras una delgada capa de nubes. El director Eugene Khon tomó la batuta para inaugurar la noche. Así emergieron los acordes y notas del coro Toreador, perteneciente a la ópera Carmen (1875) del compositor francés Georges Bizet, donde se contó con la participación de la Compañía de Ópera de Saltillo.
Enseguida, Andrea Bocelli hizo aparición. Recibido en aplausos y engalanado en un conjunto dorado y negro, activó sus cuerdas vocales para emitir las notas del aria La donna è mobile, perteneciente a la ópera Rigoletto (1851), del compositor italiano Giuseppe Verdi. Durante su interpretación, Bocelli dejó escapar una serie de sonrisas, mismas que se repetirían a lo largo de la noche.
Más adelante, el maestro intercaló el escenario con la soprano María Aleida, quien en su primera intervención interpretó Me llaman la primorosa, de la zarzuela El barbero de Sevilla. Después, acompañó a Andrea Bocelli en piezas como Vicino a te s'acqueta, de Andrea Chénier.
La primera parte del concierto cerró con el aria Brindisi, de la ópera La traviata (1853), también de la autoría de Giuseppe Verdi. Bocelli bailó un momento junto con María Aleida.
NOCHE MARAVILLOSA
Tras veinte minutos de intermedio, el director Eugene Kohn subió al escenario para compartir unas palabras del maestro Bocelli, donde agradeció a los asistentes por una noche maravillosa. También reconoció la colaboración de la Orquesta Filarmónica del Desierto y los músicos de la Camerata de Coahuila. Así mismo invitó al maestro Natanael Espinoza para que dirigiera Adiós, Nonino de Ástor Piazzolla, mientras los bailarines Brittany O'Connor y Paul Barris mostraron al público su dote.
Bocelli apareció esta vez con un conjunto oscuro y deleitó con piezas en español como Amapola, de José María Lacalle y Granada, del compositor mexicano Agustín Lara. Otro gran invitado de la noche fue el flautista Andrea Griminelli, quien evocó las partituras de Elio Morricone, gracias a melodías como la banda sonora de El bueno, el malo y el feo.
Tocó el turno de la cantante mexicana Carolina Ross, quien tras su interpretación en solitario, acompañó a Andrea Bocelli en la pieza Vivo por ella, cuyo primer acorde arrancó un suspiro y aplausos entre el público.
En la recta final del concierto, la aclamada Con te partirò fue entonada por el maestro y la soprano María Aleida. Al terminar, Eugene Khon presentó a la cantante coahuilense Susana Zabaleta. Imponente, en un vestido rojo, entonó Contigo en la distancia, luego canto y bailó junto a Andrea Bocelli la pieza Bésame mucho, de Consuelo Velázquez.
Al cierre, Bocelli reapareció en el escenario, se colocó ante el micrófono y su voz surcó el pentagrama de la noche para entregarse al aria Nessun dorma, de la ópera Turandot, de Giacomo Puccini. Tras el esperado "vinceró", el público lagunero lo arropó en abrazos.
Cabe destacar que la velada contó con la presencia de personalidades como Miguel Ángel Riquelme Solís, gobernador de Coahuila y Alberto Román Cepeda, alcalde de Torreón, entre otros.
Andrea Bocelli le cantó al desierto, como dictan los versos de la poeta lagunera Adela Ayala. La última pieza la compusieron los fuegos artificiales que, mientras Por ti volaré se reproducía en las bocinas, formaron partituras luminosas en el cielo.
Andrea Bocelli le cantó al desierto, como dictan los versos de la poeta lagunera Adela Ayala. (RAMÓN SOTOMAYOR)