(JULIEN WARNAND / EFE)
La ley estadounidense de Reducción de la Inflación "tiene poco que ver" con combatir ese problema y es realmente un "gran impulso" a los subsidios a empresas de ese país que crea una "brecha competitiva", denunció este jueves el alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Esa ley "es una máquina de crear empleos dando dinero a las empresas estadounidenses" y atenta contra normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), dijo Borrell en Madrid durante el debate "Un nuevo orden mundial: política, economía y asuntos globales como herramientas para enfrentar los desafíos actuales", organizado por la IE University.
Según Borrell, en la actualidad hay una gran debate dentro de la UE sobre cómo responder a esa ley, que Bruselas considera discriminatoria para las empresas europeas por las multimillonarias subvenciones que prevé para la tecnología verde producida en Estados Unidos.
Si se entra "en una guerra por quién subsidia más, olvidémonos de la globalización", advirtió el jefe de la diplomacia comunitaria.
El año pasado se creó un grupo de trabajo para discutir las preocupaciones europeas sobre la Ley de Reducción de la Inflación, que han sido abordadas también esta semana en Bruselas en una reunión del vicepresidente ejecutivo de la Comisión Europea (CE) y responsable de Comercio, Valdis Dombrovskis, con la representante de Comercio de Estados Unidos, Katherine Tai.
Además, desde el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza), la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, esbozó el martes un plan para potenciar la industria de tecnologías limpias y la competitividad europea frente a los subsidios estadounidenses o chinos.
Por otro lado, Borrell se refirió a la ralentización del crecimiento global y a la incertidumbre sobre cómo va a evolucionar la inflación, al alertar de los riesgos de "crisis de deuda" en algunos países en desarrollo, de aumento de la desigualdad y del freno en la reducción de la pobreza.
El "gran prestamista" en la actualidad es China, convertida "en el banco del mundo", y hay que preguntarse, a su juicio, cómo reaccionaría ese país "ante una nueva crisis de deuda".