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El agua es fundamental para cualquier tipo de vida y, aunque el acceso al líquido potable debería ser un derecho de cualquier ser humano en el planeta, cerca de dos mil millones de personas en todo el mundo carecen de servicios de agua potable gestionados de manera segura. Por otro lado, tres mil 600 millones no tienen servicios de saneamiento seguros, y a otros dos mil 300 millones les faltan instalaciones básicas para lavarse las manos, de acuerdo con cifras del Banco Mundial.
En México, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 21.3 millones de mexicanos no cuentan con red de agua y aproximadamente nueve millones no tienen ningún tipo de acceso al líquido.
El futuro hídrico del mundo ya se vaticinaba apocalíptico, y México ya comenzó a experimentar los efectos de la falta de agua. En 52 años la disponibilidad anual por cada habitante pasó de los 10 mil metros cúbicos (en 1960) a los cuatro mil metros cúbicos (en 2012) y el Banco Mundial estima que esta cifra llegará a los tres mil metros cúbicos por habitante en 2030.
¿En qué gastamos el agua?
Un estudio realizado por el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) arrojó cuáles son los cuatro grupos que más consumen este recurso vital.
"En el país existen cuatro grupos consumidores de las concesiones de agua: Sector agropecuario. En 2020, este sector tuvo 76% del total de agua concesionada para riego de cultivos y ganadería. Abastecimiento público: representa 15% del total concesionado y se distribuye a través de las redes de agua potable a domicilios, industrias y a otros usuarios que estén conectados a dichas redes. Industria autoabastecida: representa cinco por ciento del total concesionado e incluye a las empresas que toman agua directamente de los ríos, arroyos, lagos y acuíferos del país. Centrales termoeléctricas: representa cuatro por ciento del agua concesionada", detalló el organismo en su informe.
Las zonas centro y norte del país son las que más se han visto afectadas por las sequías. Nuevo León ha sido uno de los estados que más ha sufrido. Durante los primeros meses de 2022 la situación se tornó extrema, cuando las reservas de las presas La Boca y Cerro Prieto llegaron a niveles por debajo del cinco por ciento, lo que limitó el agua a la población.
El IMCO asegura que, para garantizar la futura demanda del recurso, el Estado debe actualizar los marcos legales y regulatorios que rigen el manejo del agua y, al mismo tiempo, modernizar la infraestructura hidráulica del país tomando en consideración diversos aspectos tales como la variación en las precipitaciones, el crecimiento de la mancha urbana, el aumento poblacional y la evolución de las sequías. Además, dependiendo su tipo (superficial o subterránea), así como los fenómenos climatológicos (precipitaciones o sequías), son los problemas que enfrenta el agua, destaca el análisis del instituto.
"En México, 60% del agua potable proviene de los cuerpos de agua superficiales. El principal problema de estos es la contaminación, en particular por las aguas residuales, ya sean domésticas, industriales, agrícolas o ganaderas, que en la mayoría de los casos son vertidas sin tratamiento previo y que contienen elementos y sustancias contaminantes disueltas", detalla el informe.
Por otro lado, los mantos acuíferos están en riesgo de sobreexplotación. Por ejemplo, en 2018, 18% de los acuíferos subterráneos estaban sobreexplotados, lo que afecta tanto al abasto humano como a las actividades agropecuarias e industriales y no solo eso: también incrementa los costos de extracción del agua y ocasiona hundimientos en el terreno.
Aunado a esto, se encuentran las sequías a las que México es vulnerable en el 52% de su territorio considerado árido o semiárido, afectando a 14 estados de la República que han resentido la falta de lluvia que cada vez son más intensas, frecuentes y prolongadas.
"En 2021 se registraron ocho mil 491 sequías, de las cuales 71% fueron severas, con las que hay el riesgo de pérdidas de cultivos; 26% fueron extremas, con pérdidas mayores en cultivos, y riesgo de incendios forestales; y 3% fueron sequías excepcionales, es decir con escasez total de agua en embalses, arroyos y pozos", agrega el informe.
De ahí que el IMCO proponga un abordaje del problema desde diferentes aristas que incluyen hacer un mejor monitoreo al uso del agua, principalmente en el sector ganadero y agricultor, así como desarrollar y modernizar la infraestructura para la gestión del líquido.