La educación, al igual que el trabajo, es fuente de prosperidad económica tanto individual como colectiva.
Ya sea en los tiempos de incertidumbre, con miras a futuro o incluso en esta época de globalización e interacción constante, el capital de trabajo humano sumado a lo que es la instrucción académica resultan una combinación necesaria para alcanzar el mayor desarrollo económico posible, una mejor calidad de vida y libertad tanto para el individuo como para la sociedad en sí misma.
Sin embargo, en México tal parece que esta realidad-como muchas otras necesidades básicas-ha sido dolosamente ignorada cuando no atropellada también por el Gobierno Federal durante este sexenio. Y es que según estudios recientes el nivel de Educación de los mexicanos no solo se ha estancado puesto que sigue en caída libre, como lo demostró el último informe del Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes-PISA, conforme sus siglas en inglés-en donde los alumnos mexicanos han mostrado un grave retroceso en materias fundamentales como matemáticas, ciencia y lectura.
Estos resultados posicionan a México con un desempeño muy por debajo de lo que sería el promedio mínimo de entre los más de 80 países evaluados y contrastando con Estonia, Singapur, Japón, Corea del Norte y Suiza que fueron los que resultaron calificados como los cinco mejor evaluados.
Los resultados de PISA proyectan que los alumnos tampoco tuvieron la capacidad para identificar la idea principal de un texto, encontrar información basada en criterios específicos ni reflexionar sobre el propósito y la forma del mismo, según las pruebas referidas. Peor aún; incluso en una de las disciplinas básicas más importantes como lo son las matemáticas, nuestros estudiantes entre 15 y 16 años tuvieron mayor retroceso al ocupar el puesto 51; esto es, con un nivel tan bajo como no se veía desde el año 2002.
De hecho, la organización civil Mexicanos Primero subrayó que dos de cada tres estudiantes no lograron realizar operaciones matemáticas; mientras que uno de cada dos comprendió lo que leyó, en tanto que en la asignatura de ciencias, solo uno de cada dos se ubicó en el nivel más bajo de competencia.
Respecto a lo anterior, Fernanda Domínguez, Coordinadora de educación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), afirmó que los resultados PISA 2022 no le sorprenden: "México, como tercer país peor evaluado de la OCDE, enfrenta un enorme desafío, pues dos de cada tres estudiantes no alcanzan el nivel requerido, mientras que solo dos de cada mil destacan por su conocimiento en matemáticas", sostuvo la académica respecto a lo que han sido 5 años de Gobierno cuya "transformación"-sin seguridad, sin empleo, sin poder adquisitivo ni Estado de Derecho-solo puede quedar en entredicho ante tan paupérrimos resultados.
Si los estudiantes no son capaces de entender lo que leen ni el conocimiento necesario para desarrollarse y obtener mejor aprovechamiento, lo que se obtiene en consecuencia es un rezago que solo sirve como caldo de cultivo para la pobreza y la desigualdad social; algo que solo beneficia a los regímenes totalitarios y a quienes sacan provecho de este tipo de gobiernos.
Respecto a lo anterior, el presidente López desestimó los resultados como era de esperarse; con falacias, justificando que las evaluaciones son "neoliberales": "Esas pruebas son parte de lo mismo, es como si yo tomara en cuenta una opinión del Fondo Monetario Internacional, o una encuesta de GEA-ISA, o un editorial del Reforma…o leyera un libro de Martín Moreno".
Y lo anterior-de entre lo trágico-no deja de ser gracioso tomando en cuenta que él contrajo la mayor deuda histórica con el Fondo Monetario Internacional; que no es capaz de entender parámetros matemáticos para hacer encuestas; que no sabe recibir la crítica de medios independientes y que no lee a Martín Moreno, pero si mamotretos de Salmerón o Taibo, que equivalen a la misma basura.