No fue una gran sorpresa que las dictaduras de Cuba y Venezuela justificaran tácitamente el brutal ataque terrorista de Hamas que dejó más de 900 muertos en Israel.
Pero lo que fue asombroso fue la vergonzosa reacción de los presidentes de Colombia y México, que se rehusaron a condenar sin ambigüedades el terrorismo de Hamas.
Poco después del ataque del 7 de octubre, en el que los terroristas mataron, entre otros, a 260 jóvenes que asistían a un festival de música electrónica, la cancillería de México emitió un comunicado condenando "los ataques sufridos por el pueblo israelí" y llamando a todas las partes a evitar una escalada de violencia.
Sin embargo, las palabras "ataque terrorista" brillaron por su ausencia en ese comunicado. Un día después, México emitió una nueva declaración afirmando que "todo acto terrorista constituye una amenaza a la paz", pero - nuevamente - sin culpar específicamente a Hamas por iniciar un nuevo ciclo de violencia.
En una respuesta inusualmente dura, la embajada de Israel en México dijo que "lamentamos profundamente" que el presidente populista de México, Andrés Manuel López Obrador, "no haya adoptado una postura más enérgica" contra el terrorismo.
El comunicado añadió que "mantener una posición neutral en lugar de tomar partido implica, en última instancia, respaldar y apoyar el terrorismo".
Peor aún, el presidente izquierdista de Colombia, Gustavo Petro, no solo evitó condenar el ataque terrorista de Hamás, sino que comparó a Israel con los nazis. Horas después, simpatizantes de Hamas pintaron las paredes de la embajada de Israel en Bogotá con una esvástica y proclamas contra Israel.
Otros presidentes latinoamericanos, como Gabriel Boric de Chile, hicieron declaraciones ambiguas, condenando "los brutales atentados, asesinatos y secuestros de Hamas", pero culpando a Israel en el mismo párrafo por sus supuestamente "ataques indiscriminados" contra civiles en Gaza.
Boric no mencionó el hecho de que Hamas utiliza a civiles como escudos humanos. Tampoco mencionó que Hamas usa escuelas y hospitales en Gaza para esconder sus armas, cosa de poder culpar a Israel de supuestamente atacar blancos civiles cuando la aviación israelí destruye sus depósitos de armas.
Boric tampoco mencionó que Hamas, a diferencia de los grupos palestinos más moderados, es una organización racista. Su carta constitutiva de 1998, incluso después de varias revisiones, habla de su lucha contra "los judíos".
Curiosamente, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, fue uno de los pocos que dijo las cosas por su nombre.
"Como salvadoreño con ascendencia palestina, estoy seguro de que lo mejor que le podría pasar al pueblo palestino es que Hamas desaparezca por completo. Esas bestias salvajes no representan a los palestinos", escribió Bukele en su cuenta de X, antes llamada Twitter.
Es un disparate sugerir que ambas partes son culpables de este nuevo ciclo de violencia inmediatamente después de uno de los ataques terroristas más brutales de la historia moderna. Los terroristas de Hamas atacaron intencionalmente a civiles.
Después de matar a cientos de civiles desarmados en el festival de música y en las calles de varias ciudades israelíes, tomaron como rehenes a abuelos, abuelas y niños. Luego, los terroristas amenazaron con ejecutarlos uno por uno ante las cámaras si Israel intentaba rescatarlos, o atacaba bases de Hamas en Gaza.
¿Existe algún diccionario en algún idioma que no defina lo que hizo Hamas como un ataque terrorista?
Al momento de escribir estas líneas, Israel aún no ha lanzado un ataque masivo para rescatar a los aproximadamente 150 rehenes israelíes en Gaza. Una vez que comience, seguramente habrá una escalada de críticas contra la respuesta militar de Israel.
Pero, ¿cómo reaccionarían México, Colombia o cualquier otro país si terroristas extranjeros se infiltraran en su territorio, mataran a casi 1,000 civiles, y tomaran como rehenes a ancianos y niños? ¿Se quedarían de brazos cruzados y pedirían paz y reconciliación? Por supuesto que no.
Si permitimos que el terrorismo de Hamas quede impune, los grupos violentos de todo el mundo se sentirán envalentonados. Ningún civil en ningún lugar estará a salvo. Hay momentos para criticar al gobierno de Israel, pero este no es uno de ellos.