A CRISTO EN LA CRUZ
¿Y ese tu vano empeño por rendirme?
¿Y ese volverte sordo a mi llamado?
¿Y ese fingirte muerto y sepultado?
¿Y ese clavar tu puerta por no abrirme?
Inútil es tu intento por huirme
si yo soy cruz y Tú crucificado.
¿Cómo escapar de mí, desatentado?
Tú eres el preso, yo la cárcel firme.
No lograrás echarme de tu lado
si yo soy la corona de tus sienes
y la llaga que rompe tu costado.
Sé mi cautivo, pues. Te he derrotado.
Señor: te tengo ya, porque me tienes.
Porque te busco, Dios, ya te he encontrado.