Este concepto nació como una propuesta de acompañamiento a la distancia en tiempos de confinamiento por el COVID-19. En sus inicios fue dirigido sólo a los niños, jóvenes y en general a las familias de DIME, Desarrollo Integral del Menor. Pero, ¿por qué a niños y por qué música? Respondamos a esta pregunta diciendo qué es DIME.
Somos una ONG, una institución que encuentra su razón de ser en la sustentabilidad, es decir en los niños. La apuesta consiste en buscar en sus corazones aquello que les haga reconocerse como seres humanos dignos de respeto, capaces de ser felices en el proceso del vivir, no en el del alcanzar una meta o condición social determinada. En DIME hacemos de la música un medio para lograr consolidar dos de los principios más sólidos de la convivencia social, a saber, respeto y disciplina.
“Respeto” porque con ello se garantiza el amor y la aceptación del “otro” más allá del color de piel, la creencia religiosa o el contexto cultural; y “Disciplina” porque sólo a través de ella el arte puede ser y desarrollarse. Paradójicamente, el proyecto DIME no es un proyecto musical propiamente. Este es ante todo un proyecto social que busca fortalecer la autoestima y el tejido social de las comunidades infantiles vulnerables en Torreón Coahuila, México, a través de la música. La Madre Teresa de Calcuta, afirmaba que la pobreza NO es un problema de recursos, sino más bien de organización de redes, de talentos, de inteligencias y de voluntades. Pobreza no es no tener techo, comida o vestido. Hay mucha gente que no sólo tiene techo, comida y vestido, sino que además tiene ipods, coches y alhajas…, y ello no les quita su condición de pobreza.
Pobreza es sentirse nadie. La lucha contra la pobreza la hacemos desde otro frente. Desde la música. Y las armas son un violín, cello, una flauta. Nuestros generales son harto conocidos por toda la humanidad:Vivaldi, Handel, Haydn, por mencionar sólo a algunos. Cuando se coloca un instrumento musical en las manos de un niño, se abre un cúmulo infinito de posibilidades para el enriquecimiento del espíritu. Ahora se sabe creador de algo para sí mismo, independientemente si es reconocido por su mundo material. Ahora tiene “algo que comer”. En ese momento deja de ser pobre. Pero el “alimento” no queda sólo ahí, ya que es posible hacer música también con el otro, tal es el valor del ensamble.
La acción de ensamblar es una experiencia espiritual pues se logra vivir y ser en la Unidad: “Yo soy en ti, y tú eres en mi”. Si no se establece este escenario, simplemente no hay música. La música en ensamble forma profundamente a los niños con este sentido integral, pues es a través de una vivencia y no a través de conceptos como se construye una comunidad. ¿Bueno, y los recursos? vivimos de donativos de carteras caritativas. Al día de hoy albergamos a más de 600 niños y jóvenes, pero el número va en aumento, pues DIME está invitando a este banquete a mamás y papás, ya que, con ello, la armonía podrá vivirse también en familia… de forma literal.
DIME vio en la música un elemento liberador. Con ello en mente, entramos en el CERESO de Torreón con la firme intención de formar la primera orquesta sinfónica en un centro penitenciario del país.Ahí, el espíritu de los internos podrá ser libre en Beethoven, en Bach, enMozart. Así, la música nos conectará con el todo en un instante, en un momento…, en un suspiro. “Música en un Suspiro” nace de la necesidad de fortalecer los lazos en medio del escenario COVID19, que vino a fragmentar sociedades y destinos humanos. Pretende “estar ahí” todos los días y hacer patente que el conocer y el transitar por los caminos de las bellas artes y la filosofía, permitirá construirnos, desarrollarnos y trascendernos como seres íntegros. Cada vez que recibes, comentas y multiplicas “Música en un Suspiro” eres partícipe de DIME, pues hablamos el mismo idioma… no la vida para el arte, sino el arte para la vida. Música en un Suspiro.