En el camino, ha hecho a su nueva familia, con migrantes que, como ella, esperan llegar a la frontera y entregarse a migración. (VAYRON INFANTE / EL SIGLO DE TORREÓN)
Para Sonia en esta Navidad no hubo una pierna ni pavo y mucho menos regalos para sus cuatro hijos; desde hace cuatro días, espera subir al tren que los llevará a ciudad Juárez, Chihuahua con la esperanza de cruzar a los Estados Unidos y entregarse a la “migra”. Es originaria de Guatemala, a donde no regresar ante las amenazas de muerte que recibió al salir de su país.
La joven mujer forma parte del grupo de migrantes que se encuentra acampando en la colonia Valle Dorado de Torreón, ubicada a unos metros de los patios de Ferromex, zona que se encuentra “blindada” por elementos de seguridad de los tres órdenes de gobierno, así como del Instituto Nacional de Migración.
Es sobre la calle del Ángel, la cual divida la colonia Valle Dorado y Narciso Mendoza, donde las familias de diversas partes de centro y Sudamérica improvisaron casas de campaña y camas para pasar la noche, entre ellos gran número de pequeños, desde los cero hasta los 16 años de edad.
Al no tener dinero para esperar poder montar el tren, se han dedicado a pedir unos pesos tanto en las calles de estos sectores habitaciones como en medio del bulevar Laguna Sur.
Sonia, viaja con sus cuatro hijos, el más pequeño de cuatro años, uno de nueve, otro de 13 y una joven de 16 años de edad. Desde hace tres meses salió de casa, dejando a su mamá y al resto de su familia, con la esperanza de encontrar una vida mejor en los Estados Unidos, aunque no ha sido fácil sin embargo no está dispuesta a regresar.
En el camino, ha hecho a su nueva familia, con migrantes que, como ella, esperan llegar a la frontera y entregarse a migración.
“Si estoy aquí, porque no todos tenemos el privilegio de llegar, muchos se suben al tren, se caen, se mueren del frío, de hambre, entonces le doy gracias a Dios”, dijo Sonia en medio de lágrimas.
Ahora solo le pide a Dios, un tren seguro tanto para sus hijos como para el resto de los pequeños migrantes que viajan acompañando a sus padres en este duro viaje que emprendieron meses atrás.
“Le pido a Dios un tren que no nos deje en el mero desierto, muchos tenemos niños, un tren seguro y que Dios ponga a un cristiano que nos a llegar hasta donde queremos llegar… ya estando allá buscar un refugio mientras nos dan chance de trabajar en un lugar más seguro”.