Emilio Lozoya solicitó a la FGR que no se refiera a su madre como delincuente y pidió prudencia en el uso del lenguaje al hablar sobre los presuntos sobornos de Odebrecht.
En una audiencia de casi doce horas en el Centro de Justicia Penal Federal del Reclusorio Norte, Emilio Lozoya, exdirector de Pemex, permaneció en el banquillo de los acusados por el caso Odebrecht. El ambiente se tensó cuando el representante de la FGR, Manuel Granados, señaló a la madre, hermana y esposa de Lozoya como parte de la red de apoyo para ocultar presuntos sobornos.
Granados acusó a Lozoya Austin de implicar a su mamá en la triangulación de fondos obtenidos supuestamente de sobornos de la constructora brasileña. Además, reveló órdenes de aprehensión vigentes contra familiares cercanos de Lozoya por este caso de corrupción, catalogado como emblemático de la administración pasada y de América Latina.
RESPUESTA
En respuesta a estas acusaciones, Emilio Lozoya solicitó a la FGR que no se refiera a su madre como delincuente y pidió prudencia en el uso del lenguaje al hablar sobre los presuntos sobornos de Odebrecht. También rechazó acusaciones sobre la autenticidad de su acta de divorcio, mostrando su molestia por las insinuaciones de falsificación.
Además, Lozoya denunció presiones por parte de instituciones como Pemex, UIF y la FGR para llegar a un acuerdo reparatorio, destacando que inicialmente se le habían solicitado 30 millones de dólares para extinguir el proceso penal en su contra.
Expresó su negativa a ser parte de acuerdos clandestinos y cuestionó cómo se puede sobornar a alguien que no es funcionario público.
El exdirector de Pemex calificó el caso como un ejemplo de extrema injerencia política y acusó a las instituciones involucradas de utilizar la prisión preventiva con motivaciones económicas. Afirmó su intención de luchar por su inocencia y criticó el manejo del caso, mencionando que las instituciones no han solicitado la sentencia en el caso Odebrecht, sugiriendo un interés por obtener beneficios económicos a costa de él y su familia.
Durante la audiencia, las tensiones alcanzaron un punto crítico, llevando al juez de Enjuiciamiento, José Rivas González, a decretar tres recesos para calmar los ánimos entre la defensa de Lozoya y los fiscales de la FGR.