Con motivo del día de difuntos, que se celebra el día dos de este mes de noviembre, consideré dar a conocer algunos datos concernientes a tal conmemoración, desde luego relacionadas con esta gran ciudad de Torreón y de La Laguna en general, todo ello con el propósito de, en primer lugar que no pase desapercibida tal fecha, tan memorable en el pueblo, así como el dar a conocer algunos datos y acontecimientos memorables que todo lagunero debe de conocer para el efecto de que día a día valore más a su lugar de origen o residencia.
En los directorios comercial, industrial y profesional editados en Saltillo y nuestra gran ciudad, aparecen como agencias de inhumaciones, en primer término, en el editado con información de 1905-1908, las agencias Acres Arturo F. ubicada en calle Rodríguez y avenida Juárez, así como la agencia de José Meléndez en avenida Matamoros número 24, así como la agencia de inhumaciones de EE. Arey, que aparece como agencia de embalsamiento. Ya para 1928 aparecen la agencia de inhumaciones de Arturo Ríos en avenida Hidalgo y Matamoros, así como la agencia La samaritana, en avenida Matamoros y calle Blanco, siendo su propietario el señor Juan C. Camacho.
Es de resaltar el hecho de que las agencias mencionadas en su publicación se anunciaban como agencias de inhumaciones y no es sino hasta 1934 que se les dio el nombre de funerarias, toda vez que en un principio las agencias de inhumaciones exclusivamente vendían las cajas mortuorias y hasta un tiempo después ofrecían sus servicios en sus instalaciones. Las primeras agencias funerarias formales fueron las que fundaron don Gilberto Serna y don Florentino González, las cuales han sido conocidas por los apellidos de sus fundadores, y en las cuales se preparaban todos los servicios fúnebres que se requerían para una correcta inhumación.
Las leyendas en torno al día de difuntos, son innumerables, incluso las que se han generado en la región, recientemente quien fuera el administrador del panteón municipal, don Isauro Pedraza Romero, "don Cachu", me hizo llegar una de las leyendas laguneras que no es conocida y la cual trata de una mujer de la llamada "vida galante" de nombre María Candelaria, quien laboraba en la antigua zona de tolerancia y a la cual pretendía un potentado de ese tiempo y quien deseaba que la misma dejara de asistir a la zona de tolerancia, sin embargo, solo lo hacía por un tiempo, volviendo a ejercer su oficio, lo que molestaba a su pretendiente, amenazándola con privarla de la vida si continuaba con su actividad.
Al no dejar la zona de tolerancia, María Candelaria fue asesinada por su pretendiente y los restos de la misma fueron esparcidos fuera de la zona de tolerancia, apareciéndose tiempo después en la misma, pidiendo que sus restos fueran depositados en un panteón; una hermana trató de buscar una figura de trapo simulando el cuerpo de su consanguínea para deshacer el maleficio, no logrando esta desenterrar los huesos, continuando las apariciones.