La falta de maíz dejó a Torreón sin tortillas y masa, desencadenando una serie de eventos que generaron alarma y controversia durante octubre de 1969.
Durante octubre de 1969, un peculiar episodio se vivió en la ciudad de Torreón y sus localidades vecinas, las cuales se vieron inmersas en una crisis alimentaria que se volvió una de las más insólitas en la historia de la región.
A partir del 24 de octubre de ese año, y por varios días más, la falta de maíz dejó a Torreón sin tortillas y masa, desencadenando una serie de eventos que generaron alarma y controversia.
En La Laguna, la escasez de maíz se convirtió en el protagonista inesperado de la historia de esta próspera región en México. El 24 de octubre de 1969, al menos 190 tortillerías y molinos de nixtamal suspendieron sus actividades debido a la aguda carestía de maíz. Este cierre repentino dejó a la ciudad, sin tortillas y masa, alimentos fundamentales en la dieta mexicana.
La situación no se limitó a Torreón, sino que también afectó a las localidades cercanas de Gómez Palacio y Lerdo, donde la escasez de maíz llevó al cierre de expendios de tortillas y masa. Los comerciantes locales se encontraron en una situación desesperada, ya que el grano escaseaba, y sus negocios se veían amenazados.
El entonces secretario general de la Unión de Productores de Masa y Tortillas en Torreón, Agustín Reyes Alvarado, informó sobre la falta de maíz en la Sucursal Laguna de Almacenes Nacionales de Depósito. Esta carestía no solo afectó a la ciudad de Torreón, sino que también dejó sin opciones a las localidades vecinas.
La reacción ante esta escasez fue un tanto inusual. La paralización de los molinos de nixtamal y tortillerías locales provocó una demanda extraordinaria de pan blanco, conocido como "bolillo". Este hecho insólito llevó a las panaderías a un auge inesperado, y las ventas de harina de trigo se dispararon en las tiendas de abarrotes y supermercados.
Los directivos de la Unión de Productores de Masa y Tortillas advirtieron que la situación empeoraría aún más en los días siguientes a ese 24 de octubre de 1969, ya que muchas amas de casa se habían abastecido de tortillas con un día de anticipación, agotando así las reservas disponibles. Agustín Reyes Alvarado explicó que solo unas pocas de las 120 tortillerías y molinos de nixtamal que conformaban a esa fecha la Unión, tenían pequeñas cantidades de maíz en reserva, y cerraron sus puertas para evitar el pánico entre los consumidores.
Sin embargo, la situación se complicaba aún más al considerar que las 70 restantes, en su mayoría de pequeña escala, no pertenecen a la Unión y también se encontraban sin maíz. A esas alturas, quedaba claro que la escasez de maíz no era un problema aislado, sino una crisis que afectaba a toda la región.
La controversia se intensificó cuando Agustín Reyes Alvarado explicó que los productores de masa y tortillas no podían adquirir maíz del mercado debido a los altos precios ofrecidos por los comerciantes mayoristas, quienes lo vendían a ciento cincuenta y hasta doscientos pesos más por tonelada en comparación con lo que pagaban con la Compañía Nacional de Subsistencias Populares.
La cifra de consumo diario de maíz en Torreón, setenta toneladas, dejaba a la comunidad en una situación precaria. En un intento de abordar la crisis, las autoridades estatales y federales proporcionaron información contradictoria, lo que solo aumentó la confusión. El gobierno de Durango, representado por el Ing. Alejandro Páez Urquidi, trató de intervenir, pero la incertidumbre seguía siendo una constante.
El debate sobre el precio de las tortillas y la masa también cobró relevancia. Los molineros buscaron aumentar los precios para compensar la escasez de maíz en el mercado, lo que generó descontento entre la población. Las tensiones aumentaron aún más cuando el gobernador anunció un posible aumento en los precios de las tortillas y la masa.
A pesar de sus esfuerzos por calmar la situación, el gobernador no logró evitar que los propietarios de molinos y tortillerías expresaran su inconformidad y anunciaran posibles aumentos en los precios de estos productos básicos. Hasta entonces, los precios oficiales eran de $1.30 por kilo de tortillas y 65 centavos por kilo de masa, pero se rumoreaba que podrían aumentar a $1.60 y 80 centavos respectivamente.
La controversia se trasladó a Gómez Palacio, donde los propietarios de molinos y tortillerías se reunieron con el gobernador para expresar su descontento por la falta de maíz y la posible falta de rentabilidad en sus negocios. A pesar de las garantías del gobernador de que la situación se normalizaría, los molineros anunciaron posibles aumentos en los precios a partir del domingo siguiente a ese 24 de octubre.
A medida que la crisis se intensificaba, las discrepancias entre las cifras proporcionadas por los productores locales y las autoridades estatales y federales aumentaban la confusión, mientras se esperaba que la Secretaría de Industria y Comercio abordara la situación y ayudara a resolver el problema.
Mientras tanto, la comunidad de San Pedro, Coahuila, se sumó también a la crisis cuando los molinos de nixtamal y las tortillerías cerraron debido a la falta de maíz. La población se vio desconcertada por la situación, ya que se había reportado que los comercios tenían maíz en existencia, pero se sospechaba que estaban tratando de aumentar los precios.
Ante esta situación crítica, la comunidad solicitó la intervención de la Secretaría de Industria y Comercio para abordar el problema que parecía extenderse por toda la región de La Laguna. La falta de coordinación y la incertidumbre persistían, y las familias de Torreón y sus alrededores continuaban sin acceso a uno de los alimentos más queridos de México: las tortillas.
Las acciones tomadas por las autoridades estatales y locales no lograron calmar las aguas turbulentas en lo inmediato, y aunque el entonces gobernador de Durango aseguraba haber obtenido una remesa de maíz para la región, las discrepancias y la falta de coordinación entre las cifras oficiales y los informes locales persistían. Y al mismo tiempo, la escasez de maíz se había convertido en una pesadilla para los habitantes de la región.