(HANNIBAL HANSCHKE / EFE)
El canciller alemán, Olaf Scholz, restó hoy importancia a las desavenencias por el veto alemán al acuerdo europeo que planeaba prohibir a partir de 2035 la venta en la UE de coches que emitan CO2 y señaló que espera una "solución rápida".
"No se cuestiona el texto, lo que se discute y pondera es cómo se implementa, y muchos otros estados miembros piensan que debería ser así", dijo el canciller en Berlín en una comparecencia conjunta con el primer ministro sueco, Ulf Kristersson.
El canciller reiteró que se trata de determinar cómo se implementa "en concreto" el acuerdo para garantizar que a partir de 2035 puedan circular también vehículos que empleen los conocidos como "e-fuels", algo que no constituye según indicó una "tarea irresoluble".
"Espero una solución rápida. Y quiero decir que no puedo confirmar las informaciones que han aparecido en los medios sobre un supuesto disgusto por la postura alemana", afirmó.
Kristersson, por su parte, cuyo país ostenta en estos momentos la presidencia del Consejo de la Unión Europea, destacó que Estocolmo asume en esa cuestión un papel de "mediador" que trata de buscar puntos en común.
"Interpreto que existe un acuerdo fundamental sobre el hecho y que lo que faltan son detalles", aseguró.
Los dos líderes se refirieron además a los planes para reforzar la competitividad de la industria europea a largo plazo, una cuestión que según Kristersson ha sido "dejada de lado" durante demasiado tiempo, pero constituye una "prioridad importante" para la presidencia sueca.
"Hace falta una economía comunitaria más verde y competitiva. Esto significa fortalecer el mercado europeo, asegurar la libre circulación de las prestaciones de servicios, implantar mejores regulaciones, dar prioridad a la investigación y el desarrollo", destacó el primer ministro sueco.
Scholz por su parte se remitió al plan propuesto por la Comisión Europea (CE) como primer fundamento de este debate y apoyó que la normativa europea en materia de ayudas se "flexibilice de forma acotada a su objetivo y temporalmente limitada" para contribuir a la transformación de las economías.
"No debe haber una carrera de subvenciones dentro de la UE o con terceros, pero las cosas no pueden quedarse tampoco como están. Hace falta más ritmo, procesos de certificación más rápidos y una integración más profunda en amplios ámbitos del mercado", señaló.
No obstante, el canciller advirtió de los riesgos potencialmente dañinos de una reforma en el diseño del mercado energético.
"Solo debe intervenir quien pueda estimar con seguridad las posibles consecuencias y no hemos llegado todavía a ese punto", indicó, y abogó por el contrario por una "reforma enfocada" que extraiga lecciones de las necesidades de la transición energética.