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Conforme avanza el año se acercan las fechas importantes para los estudiantes que pasarán de un nivel educativo a otro y aún están indecisos por cuál carrera elegir.
Para esta cuestión, la orientación vocacional es un proceso que puede ayudar al estudiante a encontrar la dirección a la cual dirigir sus esfuerzos y a la par saber qué habilidades pueden estar enfocadas en encontrar la actividad a la que dedicará parte de su vida.
Iván Hernández Anaya, psicoterapeuta, docente y orientador vocacional, ve esta práctica como “esa búsqueda que implica, por un lado un retorno a la satisfacción infantil, pero ahora con tintes de productividad y responsabilidad y una suma, e incluso una retroalimentación, a la vida en sociedad”.
El especialista ofrece un panorama más amplio sobre este tema, respondiendo a cuestiones como cuándo es el mejor momento para tener una orientación, hasta las necesidades que no toma en cuenta este proceso.
¿A quién va dirigida la orientación vocacional?
Regularmente está dirigida a jóvenes que cursan la educación media superior, ya que es justo en esta etapa en la que las personas debemos definir cuál es nuestro proyecto de vida, entendiendo que este proyecto tiene que mutar y madurar junto con uno a lo largo de la vida.
¿Qué momento es el adecuado para recibir esta orientación?
Cualquier momento es bueno para plantear esta pregunta, sin embargo, los esfuerzos técnicos en México están dirigidos a la edad de 15 a 17 años aproximadamente. Esto no quiere decir que se pueda dar antes o incluso después, sabemos que hay niños o jóvenes menores a este rango de edad que por sus aptitudes se van perfilando a una actividad o incluso un deporte en específico. En otros países la profesión está dirigida desde muy temprana edad, no siempre de la mano o en concordancia con tu vocación.
Además de los jóvenes, ¿ quién más debería de recibir esta orientación?
Todos, incluso las personas que sienten que tienen definida la dirección de la vida porque la orientación no es un ejercicio definitorio, sino un ejercicio de conciencia y de autoconocimiento.
¿Puede haber un resultado erróneo en los resultados de la orientación?
No propiamente, porque se parte del hecho de que como seres humanos tenemos intereses y aptitudes muy variadas y que el ejercicio no tiene una finalidad diagnóstica, sino que busca de alguna manera delimitar el espectro de las áreas en las que seguramente se desenvolverá mejor y se sentirá satisfecho estando en ese ambiente.
¿Qué necesidades podría no tomar en cuenta la orientación vocacional?
Regularmente busca bordear todas las áreas, por lo que el término ya no solo se enfoca en el autoconocimiento y el mapeo de las condiciones materiales inmediatas, como es fácil identificarlas en el núcleo familiar. El concepto se ha ampliado a obtener también una orientación profesiográfica, que busca identificar las necesidades que hay en el entorno, la oferta educativa, los movimientos económicos y socioculturales en torno a la próxima elección de carrera.
¿Quiénes hacen esta orientación?
Pueden ser los orientadores escolares. En las preparatorias de acuerdo a los programas establecidos por la SEP requieren un profesor desde el primer semestre que haga seguimiento de la orientación. Sin embargo, es necesario también que se colabore con un psicólogo que pueda realizar una evaluación psicométrica que permita el reconocimiento de las habilidades cognitivas e intelectuales de los alumnos, que evalúe los factores de personalidad en conjunto con sus aptitudes e intereses para que de manera integral se ofrezcan opciones que lo lleven a la búsqueda en su entorno de la oferta educativa y laboral que le ayuden a tomar una mejor decisión.
¿Cuáles recomendaciones acompañan este tema?
Cuando el panorama no esté claro, siempre es importante valorar la posibilidad de acudir con un psicólogo clínico que pueda atender al interesado a encontrar el origen de una posible confusión y valore si esto no se debe a cuestiones más afectivas o incluso a padecimientos como pueden ser la depresión y la ansiedad ya que la elección de la vocación es el puente más tangible de desaparición entre la adolescencia y la vida adulta.
Como reflexión final veo importante agregar lo siguiente, es común escuchar a los jóvenes decir que es una incongruencia pretender elegir una carrera cuando se encuentran en una edad en la que aún no saben lo que quieren y me atrevo a decir, que ni siendo adultos actuamos siempre con absoluta certeza, por eso es importante planificar, teniendo claro que es justo eso, un plan que puede permitir ir recalculando en el trayecto.
