Otra noche de fiesta en el Estadio Revolución

El fenómeno del beisbol está a su punto máximo en la Comarca Lagunera y ayer volvió a demostrarse con un lleno absoluto en el estadio de la Revolución, donde el guinda es el único color presente, con unos aficionados volcados en el apoyo a su equipo.

Aún con electricidad en el ambiente, por la increíble victoria lograda la noche del viernes, la Nación Guinda se dio cita en el nonagenario inmueble desde temprana hora, dispuestos a disfrutar de un gran espectáculo sobre el diamante.

Apenas se cantó la voz de "Playball", nuevamente se encendieron las emociones y con el primer pitcheo empezó a alentar la grada, desde la localidad de sol, hasta el palco de honor, donde el presidente de la franquicia, Guillermo Murra Marroquín, estuvo acompañado por autoridades municipales y estatales, pero todo el mundo unido para hacer ruido cuando la situación del juego así lo ameritaba. Y la ocasión llegó desde temprano, pues los Algodoneros tomaron una sólida ventaja durante las dos primeras entradas, con la que los fanáticos sentían que el sueño se hacía cada vez más hermoso.

Los fuegos artificiales no aparecieron esta vez, pero sí tronaron los cañones Guindas al pegar 12 imparables y anotar 12 carreras durante el primer tercio del juego, para que los fanáticos respiraran con tranquilidad, en una calurosa noche de ofensiva incontenible para los Algodoneros. 

Las banderas nunca dejaron de ondear en el estadio, la música, el baile, las luces dando su show, los Guindas consiguiendo outs, todo fue en un marco de fiesta total y de algarabía con cada lanzamiento, hasta que cayó el out 27, se detonaron los fuegos artificiales y el sonido de "Sweet Caroline" puso a cantar a todo el mundo, que celebró a su equipo, el cual está a mitad del camino rumbo a la coronación.

"Se respeta la casa", afirmó Nick Torres durante la entrevista como Jugador Más Valioso del encuentro y los aficionados vitorearon a todo pulmón, pero era apenas el inicio de una larga noche de celebración, pues la música en vivo fue el marco para que los laguneros celebraran en la explanada del estadio hasta altas horas de la noche, en donde se prolongó el sueño de romper esa malaria de 73 años sin un campeonato, lo cual, hoy luce más cerca que nunca.