La expresión que da título al tema de este Panorama es utilizada por abogados, litigantes y funcionarios judiciales en la práctica común procesalista, cuando una declaración, un testimonio, una confesión no ha sido expuesta de manera completa; o cuando aparecen nuevos datos importantes o esenciales en el trámite y desarrollo de un proceso, cualquiera que sea su naturaleza.
Me valgo de esta figura jurídica para retomar el tema de la reforma a la fracción XXVII del Artículo 98 y el primer párrafo del Artículo 162, ambos de la Constitución Política del Estado de Durango. De manera que aquí va ¡otro si digo!
Realmente carece de justificación la polémica que ha generado el asunto y peor aún el debate que sobre el mismo quieren fincar algunos mal intencionados o desorientados. La tal reforma constitucional que ya ha sido aprobada por el Congreso mediante Decreto No. 401 de fecha 14 de julio, transita ahora por los ayuntamientos para dar cumplimiento a la norma que exige contar con la opinión de los cabildos, los que disponen de 45 días para emitirla, transcurridos los cuales, de no hacerlo-, se tomará como favorable.
La reforma pretende eliminar la palabra asistir y sustituirla con el término entregar, con relación al Informe del Gobernador y liberarlo de la obligación de escuchar la intervención de los diputados, incluso el posicionamiento de los grupos parlamentarios y contestar las interpelaciones que eventualmente le hicieren los legisladores.
Se especula abiertamente que esta reforma constitucional lo que pretende es evitar que el gobernador se enfrente a los diputados de oposición, lo cual no deja de ser una simple hipótesis. Más allá de que esta aseveración sea real o falsa, lo cierto es que no hay evidencia que permita demostrar que la intervención de los diputados en el Informe de determinado gobernador, los cuestionamientos que le hubieren hecho hayan dado motivo para una política pública o a una específica acción de gobierno.
Los que subían a tribuna y hablaban a nombre de sus partidos, aprovechaban la oportunidad para lucirse y promoverse políticamente, sin importarles realmente el Estado y los problemas de su población.
Me tocó en suerte presidir la Mesa Directiva de la LVlll Legislatura del Estado de Durango (1989-1992) recibir y dar contestación al lV Informe del Gobernador en el mes de septiembre de 1990.
Desde entonces, los diputados querían intervenir para fijar su posición ideológica con relación al Informe del Ejecutivo; se creó un ambiente de tensión que amenazaba con hacer crisis, situación que fue superada mediante el diálogo y la concertación: se acordó por las distintas fracciones parlamentarias que cada uno de los diputados a intervenir expusiera en dos cuartillas como máximo su pensamiento y su posición y se le entregara al Presidente de la Cámara y que éste le diera lectura al momento de contestar el informe del Gobernador. Así se hizo y no pasó absolutamente nada extraordinario. De modo que puedan estar tranquilos quienes se oponen a esta modificación del más importante Código.
¡Cosas veredes, Mío Cid!