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Para siempre el 34

RODOLFO CERPA

Una vez terminada la temporada de la NFL con la coronación de los Jefes de Kansas City y antes de estar hablando del fascinante mundo de la NBA, en días pasados nos llegó la formidable noticia para aquellos que nos apasionamos con el beisbol que, la organización de uno de los equipos más populares como son los Dodgers de Los Ángeles, retirarán para siempre, el famoso número 34 que inmortalizó, el mejor pelotero mexicano que ha existido de todos los tiempos como lo es Fernando Valenzuela y con ello, por fin se hace justicia para este formidable lanzador zurdo nacido en Etchohuaquila, Sonora hace 62 años.

Recuerdo que, a punto de finalizar la temporada regular del año de 1980 en la Liga Mexicana de beis-bol en el circuito de verano, el buscador de talentos de la escuadra angelina Mike Brito y que hace poco se nos adelantó en el camino, se trasladó a Nuevo Laredo, Tamaulipas, para observar al joven campocorto del conjunto de la frontera Alí Uzcanga con la intención de llevarlo a la organización de Los Ángeles solo que, para mala fortuna para el infilder de los Tecolotes, se encontraban jugando una serie en contra de los Leones de Yucatán y ese día por el conjunto de la península, lanzaba un muchacho joven, robusto, zurdo y con mucho talento.

El scout de los Dodgers, al ver la manera como estaba lanzando el sonorense, desvió su mirada del shortstop fronterizo y se fijó en El Toro al cual, fue el que llevó su reporte de tal manera, al terminar esa campaña de 1980, Fernando Valenzuela se integró a Los Ángeles cuyo manager, Tom LaSorda, lo habilitó como relevista teniendo buenos resultados y hasta donde el mismo Mike Scioscia que era el receptor de los Dodgers, mencionó que quedaba impresionado ya que, cuando le enviaba la señal, el pitcher mexicano realizaba un lanzamiento diferente y así dominaba a los bateadores contrarios.

Los Dodgers se quedaron en la orilla de esa temporada ya que, quedando tres juegos por terminar la campaña y estando Los Astros de Houston como líderes de la división oeste de la liga nacional donde ellos anteriormente jugaban y teniendo tres partidos de ventaja sobre Los Ángeles, el conjunto angelino ganó esos últimos tres partidos para empatar la división y se tuvieron que ir a un encuentro de desempate que se jugó allí mismo en Chávez Ravine con la victoria de los texanos quienes pasaron a los playoffs.

Pero la temporada mágica llegó un año después para Fernando Valenzuela donde también, de manera fortuita, hizo su aparición ya que, en el famoso Opening Day, el lanzador también zurdo Jerry Reuss, estaba elegido para abrir la campaña 1981 pero una lesión, lo dejó fuera para lo cual, Tom LaSorda le entregó la pelota al Toro quién lanzó una joya de pitcheo y de allí, se formó la famosa "Fernandomanía" que provocó todo un bullicio en Los Ángeles y en la comunidad latina.

En esa temporada donde conquistaron la Serie Mundial venciendo en seis juegos a los Yankees, Valenzuela obtuvo el prestigiado galardón del "Cy Young" que es una presea que se le otorga al mejor lanzador de cada liga además de obtener el título del "Novato del Año" venciendo en la carrera a Tim Raines que jugaba como jardinero de los Expos; así de simple y sencillo.

Sin que se tome como presunción pero en el año de 1982, tuve la fortuna de estar en dos partidos de este extraordinario lanzador mexicano primero en partido en contra de los Expos donde vimos al que mi gusto ha sido, el segundo mejor receptor de todos los tiempos como fue Gary Carter (q.e.p.d.) pero en el otro juego que tuvimos el privilegio de ver a Valenzuela, fue en un encuentro en contra de los Bravos de Atlanta instalándonos, detrás de la barda del jardín derecho por donde pasó un batazo de Claudell Washington que le pegó un cuadrangular a sonorense.

Pero lo más impresionante fue cuando Bob Horner tercera base de los Bravos, sacó un batazo que se fue de lleno en el pie de apoyo de Fernando perdiendo la verticalidad donde, inmediatamente, se escuchó el desaliento de todos los aficionados quienes volteaban a la pantalla mordiéndose las uñas cuando atendían a su estrella, pero cuando éste se recuperó, una ovación como una he visto en toda mi vida.Así de grande El Toro.

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