(VAYRON INFANTE / EL SIGLO DE TORREÓN)
Al cierre del mes de agosto el Centro de Día Jesús Torres tenía contabilizados a 3 mil 500 migrantes atendidos, un 34 por ciento más que al cierre del 2022; sin embargo, esta cifra apenas representa entre un 10 y un 20 por ciento del número que realmente pasa por Torreón en su viaje rumbo a la frontera con Estados Unidos, donde buscan alcanzar el llamado "sueño americano".
"Los migrantes que pasan por Torreón son muchísimos tomando en cuenta que es un lugar donde todas las vías ferroviarias cruzan y ya ellos deciden a qué fronteras ir… simplemente la contingencia hablaba de 2 mil 500 migrantes varados, pero realmente eran mucho más, yo creo que la cifra es estratosférica", consideró Concepción Martínez, coordinadora operativa del centro.
Miseria, corrupción, violencia generada por grupos delictivos, reclutamiento y la dictadura militar que se vive, por ejemplo, en Venezuela, son las principales variables o causales que obligan a familias enteras a salir de sus países de origen, según han manifestado los propios migrantes, detalló Eduardo Anaya, sacerdote jesuita y asesor del centro.
La coordinadora operativa de este centro, ubicado en Torreón en la colonia Las Julietas, cerca de los patios de Ferromex, comentó que el año 2022 cerró con cerca de 2 mil 600 migrantes registrados por primera vez en el centro, pero al cierre del agosto, sin contabilizar los cientos de migrantes atendidos en septiembre con la última oleada, ya se había superado un 34 por ciento esa cifra.
Dentro de los cambios que se han registrado con relación a años anteriores, es que ahora viajan familias completas, donde el 50 por ciento son hombres y el otro 50 por ciento son mujeres, bebés y niños.
De acuerdo con Martínez y según el testimonio de los migrantes, a diferencia de otros estados y municipios, en Torreón no se han topado con problemas de inseguridad o violencia, como secuestros.
"Torreón es una ciudad donde no se presentan secuestros, situación que sí se presenta mucho en las fronteras... podemos decirlo ya que los migrantes aquí dan su testimonio y aquí no ha habido ese fenómeno", dijo la coordinadora.
Sobre las condiciones físicas en las que llegan, dijo que sufren deshidratación por pasar hasta tres días sin comer ni beber agua.
"Sin embargo también necesitan ropa y artículos personales para tomar un baño", comentó, por lo que se recordó que el llamado de ayuda es permanente.
Sobre las medidas que tomó inicialmente Ferromex como suspender las corridas hacia el norte del país como una medida de seguridad para los migrantes, Carolina Hernández, directora jurídica del centro, dijo que no son medidas completas, pues destacó que en el país no hay una política migratoria.
"No hay una política migratoria ordenada, generando a lo mejor visas humanitarias que aseguren un transporte digno para las personas migrantes… no tenemos una política migratoria estable como es la atención a las personas migrantes, las caravanas que van ingresando al país".