Estamos claros que para acceder a ciertos contenidos, debemos pagar por ello. Por supuesto, sabemos que las empresas como negocio deben obtener ingresos para dedicarse a lo que fueron creadas, sobre todo aquellas que generan contenido, ya sea entretenimiento en video, música o de contenido educativo y noticioso.
Durante muchos años la publicidad tradicional estaba enfocada en dar a conocer algún producto o servicio o al reconocimiento de la marca, porque por lo menos las generaciones más viejas, adquirimos aquello que conocimos en nuestra juventud, aunque no compremos regularmente en un mercado, sabemos que tal o cual marca es la “buena” porque así nos lo enseñaron nuestros padres, amén de la publicidad que vemos todos los días.
Hay productos que no hacen publicidad o al menos no tan evidente, pero aún así la consumimos porque así ha sido toda la vida. El “consumo por tradición” se refiere al acto de consumir un producto o servicio debido a una costumbre o práctica cultural arraigada en una determinada comunidad o sociedad.
En los últimos años, con la proliferación de aplicaciones en tiendas de Android e iOS, accedemos a mucho contenido que, de entrada, puede ser gratuito, pero pagamos de algún modo al ver publicidad o para obtener algún “bien virtual”, como en los juegos.
Entonces, si queremos acceder a mejores opciones, tener menor publicidad u obtener algo más rápido, hay que pasar por caja. Hasta ahí, es lo normal, sin embargo, en los últimos tiempos la publicidad se apoderó por encima del contenido, hay sitios que es imposible leer cómodamente algo porque te sale publicidad invasiva, útil o no, y pareciera que quien publica, quisiera que no vieran su contenido.
No es así, por supuesto, cada generador de contenido trata de obtener un ingreso por aquello que le cuesta, para un blogger autónomo, la creación de ideas y plasmarlas en un texto, para un creador de video, el equipo utilizado, tiempo y talento, lo mismo para un músico, sin contar gastos adicionales para producir algo.
Los gastos se multiplican por supuesto en caso de una empresa que genera contenido e información, donde hay un sinfín de gastos inherentes a la actividad, en una redacción de noticias digital o tradicional están los editores, quienes llevan las redes, diseñadores, fotógrafos y lo más importante (depende del giro) a reporteros y corresponsales, además de todas las áreas de apoyo para llevar a cabo la actividad.
Desgraciadamente en el ámbito de las noticias, desde que los editores comenzaron a publicar, se hizo de manera gratuita, más pensando en un servicio que en un producto. De hecho, no ha sido sino en los últimos años que la industria ha tenido que replantear el negocio, aunque aún no hay una fórmula para cambiar la tendencia que significa ir a la baja en cuanto a los canales tradicionales de venta (impresos, radio, televisión).
Lo cierto es que para un periódico o medio de comunicación tradicional que sigue, hoy es más visto que nunca. Su contenido se consume más y puede o no haber una afinidad de sus lectores al contenido, pero de que tienen más alcance, es real, el asunto es que no se ha encontrado una forma real de monetizarlo.
Lo que se ve en la industria, es apoyar el ingreso con suscripciones digitales, algo que mucha gente podría estar o no de acuerdo, pero es algo necesario. Cada vez más periódicos y medios de comunicación están creando muros de pago y suscripciones para seguir en el mercado, porque debemos de saber que la información vale, el periodismo independiente, de ese que casi ya no existe, más aún.
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