En el sector poniente de Torreón, a unos pasos del Panteón Municipal 1 y dentro del marco del Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas, religiosos, colectivos y ciudadanos en general, se unieron para realizar una vigilia orante, por todas esas personas que no han regresado a casa.
Fue sobre la calle Panteón, en donde se montó un pequeño altar en el cual fueron colocadas las fotografías de esas víctimas de desapariciones forzadas, por quienes se elevaría una oración sin importar la creencia religiosa.
Al lugar, acudió el padre Rafael López, responsable del área de Comunicación Social de la Diócesis de Torreón, quien exclamó que mientras exista una persona desaparecida, no habrá justicia en el país.
ACOMPAÑAMIENTO Y SOLIDARIDAD
"Los estamos acompañando, haciéndonos solidarios, acompañándolos en sus luchas, en sus lágrimas, en sus tristezas, en sus miedos, en su impotencia, porque es difícil ante una sociedad indiferente, ante un gobierno indiferente, es difícil acompañar en este proceso", comentó el sacerdote, acompañado por Juana Isabel Barraza "Juanis", quien desde el 2008, lucha por encontrar a su hija Sandra Yadira Puente, de entonces 19 años y madre de dos pequeños, hoy ya dos adolescentes de 17 y 18 años.
"Juanis como muchas madres, como padres de familia, siguen buscando a sus hijos y a sus hijas, entonces queremos justicia y hoy vamos a estar aquí afuera de este Panteón Municipal, este panteón tiene mucha historia, sobre todo aquí sepultaron a algunos hermanos que permanecen sin ser identificados".
Para López, el que 130 mil personas o más sigan desaparecidas y ante el nulo trabajo de las autoridades por localizarlo, "es una herida que sigue abierta… es un gobierno (federal) que nos quedó a deber muchas cosas… México nunca tendrá justicia y paz, porque olvidar a los desaparecidos es una de las peores cosas que puede hacer el estado".
Juanis por su parte, ahora integrante de grupo Vida, le pide perdón a su hija por aquel miedo que la dominó por más de seis años, el mismo que le impidió denunciar su desaparición y el mismo que no le permitió exigir que se investigara su caso.
Ataviada con una playera con la imagen de su hija, compartió que fue el 26 de noviembre de 2008 cuando su hija desapareció, junto con su amiga y el taxista que las llevó de Gómez Palacio a una tienda de pantalones en Torreón.
Según la versión que la madre de la amiga de su hija le contó, quien acompañó a las jóvenes a realizar la compra, fueron policías los que se llevaron a las tres personas. Debido a que fue encañonada para evitar que gritara, no se percató si se trataban de policías municipales o de otra corporación.
La mujer no pudo declarar en el caso de su hija, pues murió hace dos años en un accidente vial.
"Yo no puse denuncia por muchos motivos y hasta el 2016, (porque) miré a todos fuertes, eran todas las familias que andaban, yo dije, ¿por qué yo me voy a acobardar, porque no voy a buscar a mi hija? y en el 2016 puse la denuncia formal porque todo fue anónimo", compartió con dolor.
Ese día, su hija se comunicó a su casa pidiendo hablar con su madre, sin embargo ésta se encontraba en su búsqueda y no fue posible. Fue su padre quien atendió la llamada, quien molesto le reclamó que donde estaba, cuando la comunicación se cortó y nunca más supieron de ella.
Fue sobre la calle Panteón en donde se montó un pequeño altar con las fotos de las víctimas. (VAYRON INFANTE)