María es una mujer de 40 años que trabaja en una empresa de la región; aunque este mes cumple seis años en su puesto, en los últimos meses ha notado que su energía y motivación han disminuido notablemente. Ahora sólo se limita a cumplir con sus deberes sin siquiera intentar convivir con sus compañeros y compañeras, ni aportar en actividades adicionales a su función.
Aunque María es un personaje ficticio, su historia es real para miles de hombres y mujeres de la industria. A este fenómeno se le conoce como "renuncia silenciosa" y hace referencia a los colaboradores que sólo realizan el esfuerzo mínimo para mantener su empleo, es decir, no hay un desempeño extraordinario en sus actividades.
Como cada año, la empresa estadounidense Gallup, Inc. publicó el informe "El estado del lugar de trabajo 2023" que recopila la perspectiva de trabajadores a nivel mundial con relación a su espacio laboral. De acuerdo a los datos recabados en el último año, se determinó que un 59 % de los colaboradores a nivel mundial practican la renuncia silenciosa; una respuesta a una combinación de condiciones laborales y personales que surgieron después del confinamiento por COVID-19.
Este tipo de renuncia conlleva pérdidas millonarias para las empresas porque impacta directamente en la productividad. Sin embargo, también tiene repercusiones en la salud física y mental de los empleados; según el informe, el 44% de los encuestados dijeron que experimentan un nivel alto de estrés en el trabajo, muchas veces producido por un descontento en la realización de sus actividades.
Los empleados identifican las causas de su renuncia silenciosa señalando las áreas de oportunidad de las empresas que, aunque se podría pensar que se relacionan con el salario o las prestaciones, la realidad es que tienen que ver, por ejemplo, con el poco reconocimiento de las contribuciones individuales, la falta de interacción en confianza con los jefes, la inexactitud en los objetivos de la empresa y el exceso de control sobre los empleados. Así mismo, los encuestados mencionan que una de las cuestiones que más valoran es el balance de la vida personal y laboral.
Es importante señalar que Gollup, Inc. nos muestra que 85% de las personas en esta clasificación podrían volver a sentirse comprometidos con su empleo si se realizaran cambios internos enfocados a mejorar estas áreas de oportunidad.
Aunque las empresas tienen que comenzar a adaptarse a las necesidades actuales de los y las trabajadoras, como colaboradores también podemos tener iniciativa para no practicar este tipo de renuncia. Por ejemplo, hacer proyectos en común con otros equipos, buscar el crecimiento profesional a través de la capacitación interna, tener una comunicación asertiva con los pares y autoridades, encontrar el propósito y utilidad del trabajo que se desempeña, entre otras cosas.
Para evitar la renuncia silenciosa reflexionemos si como empresarios o colaboradores hemos propiciado un ambiente laboral saludable, recordando que esto es responsabilidad de todos y todas las que conforman una empresa.