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Reservas de agua

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

En columnas anteriores ya hemos comentado sobre este tema, pero por la importancia que tiene vale la pena dedicar la de este día. Hemos insistido que las proyecciones que se están realizando por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INEC), como por los gobiernos de los estados de Coahuila y Durango, en los planes de acción contra el cambio climático, indican que los impactos que este fenómeno tendrá en las zonas áridas del norte de México, entre ellas la Comarca Lagunera, se expresaran en un descenso en la precipitación y un aumento en la temperatura.

El clima de un lugar se define por el comportamiento promedio que registran durante un período de 30 años algunos parámetros como precipitación, temperatura, presión atmosférica, humedad, viento y nubosidad. La situación que vivimos es de transición climática, es decir, que los valores promedio que determinan el clima en una región como la Comarca Lagunera están cambiando, y la orientación de ese cambio va por el rumbo que señalan los organismos oficiales y la comunidad científica.

Por lo que está sucediendo en La Laguna, particularmente durante los últimos años, tal parece que esas proyecciones se están cumpliendo: se han registrado precipitaciones menores al promedio histórico y la temperatura registra días más calurosos, como lo observamos este año con más de tres decenas de días en que el termómetro registró arriba de 40 grados, ya no solo en el mes de mayo, sino también en junio y julio. Si esa es la tendencia, sin ser alarmistas, debemos prepararnos para algo peor, no son ocurrencias, son proyecciones científicas.

La Conferencia de las Partes (COP), el organismo convocado por Naciones Unidas para dar seguimiento al cambio climático, ha realizado 27 reuniones en las que participan expertos y gobiernos de 192 países, donde se han trazado metas y acciones para evitar que el promedio global de temperatura en el planeta alcance los 2 grados, ya que bajo estas condiciones las contingencias ambientales provocarían impactos en la naturaleza y la sociedad con escaso margen para enfrentarlos, de ahí la necesidad inaplazable de descarbonizar el ambiente, es decir, de reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero (dióxido de carbono y sus equivalentes).

La COP emite dos recomendaciones que toda la población del planeta debe asumir: adaptarse a los impactos previstos en cada una de los países y regiones, y mitigar esos impactos. En otras palabras, ya enfrentamos el desequilibrio ecológico global más importante del planeta, por lo que tenemos que prepararnos para que sus impactos sean menos severos, a la par de evitar ese aumento en la temperatura global.

Si para quienes vivimos en zonas áridas se prevén menos lluvia y más calor, ¿Qué podemos hacer? Implementar medidas de adaptación y mitigación. Tenemos que reconocer que en México existe una Ley General sobre Cambio Climático y un Programa Especial de Cambio Climático, pero el Estado mexicano ha sido omiso en el cumplimiento de dicha legislación y en la implementación de políticas públicas que protejan a la naturaleza y la población de los impactos que en ellos tendrá este fenómeno. A nivel de los estados, en particular de Coahuila y Durango, también existen este tipo de planes, a los cuales se hace poco caso, simplemente los presupuestos en materia ambiental son muy, pero muy limitados, la omisión gubernamental se replica en los gobiernos estatales y municipales. Sin presupuesto no hay política pública, solo retórica política.

¿Cuáles serían las principales medidas de adaptación y mitigación que debemos implementar en regiones como La Laguna? La primera y más importante de esas medidas es asegurar el abasto de agua a la población, porque, como ya lo estamos viviendo, el aumento de la temperatura se traduce en un incremento de la demanda de agua, la población y los ecosistemas se someten a condiciones de estrés hídrico, la gente sufre ante la escasez de agua e, inevitable y justamente, protesta y exige se le suministre.

Hasta ahora el gobierno federal y los gobiernos locales se han preocupado por implementar medidas de mitigación ante el desabasto, eso sin considerar el grado de contaminación que presenta el agua a la que tenemos acceso. El gobierno federal implementa un programa temporal y parcial, Agua Saludable, que se convierte en el principal plan de mitigación, pero no de solución al problema del agua que tenemos en La Laguna, mientras los gobiernos estatales y municipales realizan acciones, también de mitigación, como perforar más pozos, interconectarlos para aumentar el volumen que se suministra y disminuir los contaminantes que tiene el agua, pero no solucionan el problema. Desde el ámbito gubernamental no se ha pensado y actuado por resolver la crisis hídrica que padecemos los laguneros, solo se está difiriendo a las siguientes generaciones.

Una verdadera solución es cuidar y asegurar reservas de agua para tener disponibilidad de la misma y enfrentar las contingencias que devendrán de los impactos que provocará el cambio climático. Lamentablemente, la reserva de agua más importante que tenemos los laguneros, el Acuífero Principal, está siendo saqueado por usuarios irresponsables, sin control gubernamental, esta sobreexplotado y al ritmo que va la disponibilidad que tenga será menor, por ello es fundamental regular esas extracciones sin control que se traducen en una forma de violencia contra la naturaleza, y que amenazan con crear una situación de inseguridad hídrica que los laguneros podríamos enfrentar en un futuro no tan lejano.

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