La violencia sexual se ha plasmado en cientos de denuncias en dos delitos ocurridos de enero a octubre. (EL SIGLO DE DURANGO)
La violencia sexual, manifestada en delitos como la violación simple y el abuso sexual, manifestaron una tendencia a la baja durante los primeros 10 meses de este año, en comparación con años anteriores; sin embargo, la diferencia sigue siendo ligera.
De acuerdo con las más recientes estadísticas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), de enero a octubre del 2023 se denunciaron un total de 245 violaciones sexuales y 478 casos por abuso sexual en la el estado de Durango.
Si bien en el caso de las violaciones las denuncias muestran una leve reducción de 6.1 por ciento respecto a similar periodo del 2022, cuando se registraron 262 casos, la realidad es que este sigue siendo un ilícito frecuentemente denunciado ante las respectivas agencias del Ministerio Público.
Tan solo como referencia, en el 2020 se denunciaron 210 violaciones y en el 2021 la cifra escaló hasta 291 en los primeros diez meses de esos años.
Una situación parecida ocurre con el delito de abuso sexual, figura que engloba manoseos y actos lascivos no consentidos. Dentro del periodo antes mencionado del año 2023 se contabilizaron 478 denuncias ante el Ministerio Público; es decir, un volumen muy cercano al acumulado del mismo periodo del 2022, cuando sumaron 500 expedientes abiertos.
Sin embargo, el historial podría también valorarse en ascenso si se toma como base el dato de 348 carpetas iniciadas en el 2020 por este delito del fuero común.
FOCOS ROJOS EN DURANGO Y GP
La incidencia de estos ilícitos se concentra principalmente en los municipios más poblados del estado de Durango, comenzando por la capital duranguense, que aportó 183 denuncias por violación y 262 por abuso sexual de enero a octubre del 2023. Le siguió Gómez Palacio, con 20 y 116 casos, respectivamente.
Lerdo, por su parte, registró 44 expedientes por abuso sexual en dicho periodo, mientras que Santiago Papasquiaro reportó 10 hasta el décimo mes.
El hecho de que las principales ciudades también lidien con los niveles más altos de esta violencia de género contrasta con el hecho de que se trata de los entornos que presumiblemente cuentan con mejor capacidad institucional para su prevención.