Jesús enfrenta las altas temperaturas todos los días para llevar sustento a su hogar. (VAYRON INFANTE)
"Somos guerreros, sí se siente el calor pero no nos rajamos", dijo orgulloso Jesús Daniel Muñoz Aguirre, uno de los llamados "trabajadores del sol", pues pasa casi 12 horas soportando las altas temperaturas, ofreciendo sus flores entre los autos y caminos urbanos, para llevar el sustento a casa.
Desde hace casi siete años se planta en el crucero de la avenida Francisco Villa y calle Urrea, en Gómez Palacio, para ofrecer sus rosas rojas y de color rosa, así como sus grandes girasoles.
Su horario de trabajo inicia a la 8:00 horas y termina a las 19:00 horas. No siempre es un buen día.
Y es que comentó que pese a pasar casi 12 horas en este lugar, en donde procura mantenerse hidratado y cuando es posible correr a tomar una sombra, hay ocasiones que regresa a casa sin ganancias y con toda la mercancía, que generalmente llega a perderse, pues no cuenta con los medios para mantenerlas en buen estado.
ASÍ CUENTA SU DÍA
En ocasiones, personal de una tienda de conveniencia cercana a este punto, le ofrecen un espacio para resguardar en frío su mercancía y así poder ofrecerla al día siguiente.
"Tenemos que hacerle la lucha. Ya vamos como para 7 años. Este año ha sido más duro", dijo Jesús Daniel, quien sale de casa con camisa de manga larga, gorro y lentes oscuros para protegerse de los intensos rayos del sol.
Una esposa, una hija y tres nietos, son con quienes comparte su hogar y sus gastos, y quienes son su principal motor para salir a diario a ofrecer sus flores.
El cambio de luz roja, es el momento para Jesús, pues es cuando puede acercarse a los automovilistas para ofrecer sus rosas y girasoles, a un precio que, dijo, puede competir con cualquier establecimiento debido a su calidad.
El costo de las rosas es de 20 pesos, que aseguró es el adecuado debido a que actualmente se ha encarecido el producto. Pese a que consideró que es un precio justo, hay clientes que "regatean" para obtenerlas a un menor costo, lo cual es posible, aunque ello represente pérdidas para él.
"Como la flor anda alta, invertimos unos 700 pesos diarios. Hay veces que no sale ni la surtida. Tenemos que ir acomodándonos porque es mi único sostén", comentó.
Jesús reconoció que como en cualquier negocio, hay días buenos y otros no tan buenos. "Porque realmente, como en todos los negocios, tienen altas y bajas. Cuando Dios nos ayuda tratamos de tener un guardadito para cuando nos vaya mal", dijo manteniendo siempre una sonrisa.