Las escenas parecen sacadas del mundo apocalíptico de Mad Max, pero no se trata de una película. El primero de octubre de 2023, la neblina invadió las ciudades de Nueva York y Massachusetts. Durante el día, el filtro de la bruma hizo que el sol pareciera luna. Desde agosto, numerosos incendios en Canadá, causaron una nube tóxica de un lado y de otro en la frontera norte de Estados Unidos. La emergencia en la provincia de Columbia Británica, llevó al desplazamiento de más de 20 mil canadienses. Una combinación de sequía y relámpagos, causaron un enorme desastre. Los sucesos se desencadenaron después de una primavera más cálida y seca de lo normal. Sin duda, un aumento de la temperatura por encima de los promedios, incrementa en Norteamérica, el riesgo de grandes incendios en los bosques. Pequeñas alteraciones en el clima, pueden ser catastróficas.
Algo similar sucedió en medio de ese paraíso llamado Hawái. A mil 200 kilómetros al sur de la isla, el huracán Dora se mueve a 100 kilómetros por hora. La distancia parece mucha, pero el 8 de agosto, los intensos vientos vuelven el fuego incontrolable. Una simple llama, se esparce con voracidad y no hay manera de pararla. Más de 90 muertos y cientos de desaparecidos. Vecindarios completos fueron arrasados por las llamas y los damnificados se cuentan por miles. Las imágenes son aterradoras. Hay un antes y un después.
De la misma manera, en California, la combinación de sequía y vientos, reavivan cíclicamente los incendios que llegan hasta las zonas urbanas de Los Ángeles.
Todo esto nos recuerda el viejo proverbio chino: "El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo". Bajo ese principio, el matemático y estudioso del clima, Edward Lorenz vinculó en 1963, la teoría del caos al efecto mariposa. El aumento de la temperatura afecta el entorno, y en consecuencia, el calentamiento de los océanos puede generar fenómenos de dimensiones catastróficas.
En apariencia un huracán más se acercó hacia Acapulco. El registro climático describió a Otis como tormenta tropical, algo habitual en la zona. Sin embargo, en muy poco tiempo y de manera acelerada, se convirtió en el lapso de doce horas, en huracán de gran magnitud. Aumentó a escala 5, lo cual significó que los vientos pasaron de 100 kilómetros por hora, a 260. El resultado es una tragedia y destrucción de la ciudad turística.
Para Benjami´n Marti´nez Lo´pez, investigador en el Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmo´sfera y Cambio Clima´tico de la UNAM, Otis fue "un feno´meno meteorolo´gico u´nico". De acuerdo con el científico, "todo apunta a que la temperatura del mar aumentara´ aún más. Al menos en los próximos años estamos en una tendencia al incremento. Podemos esperar que haya más olas de calor en los océanos, que se almacene más energía, y el ingrediente de las temperaturas muy altas esta´ ahí, lo cual favorece la intensificación de los huracanes. Sobre todo, los de categori´a 3 y 4, que pasen a una mayor." (Gaceta de la UNAM, 30 de octubre de 2023).
Durante siglos, el hombre ha pretendido domar a la naturaleza. El mito del fuego, es acaso, la mejor imagen de esa pretensión. Pero fue a partir de 1950, donde la huella del hombre alteró el paisaje de tal manera, que esos cambios se equiparan a una nueva era geológica, conocida a partir del año 2000, como antropoceno. Es decir, la mano del hombre es capaz incidir en la naturaleza a través de nuevos elementos. Por ejemplo, los residuos de las bombas atómicas, en los más insospechados rincones del planeta. De igual manera, en las profundidades del mar, se encuentran desechos de plástico y polímeros. A la larga, esos residuos creados por la mano humana, quedan como "nuevos" fósiles.
Las alteraciones están ahí, no solamente son visibles para los científicos, sino palpables para la mayoría, de tal manera, que el aumento de la temperatura, por pequeño que sea, puede generar monstruosas consecuencias. Acapulco es consecuencia. Posdata: Deseamos pronta recuperación.
@uncuadros