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AL LARGUERO

SENSACIÓN DE ORFANDAD

ALEJANDRO TOVAR

Los sueños de la razón muchas veces producen monstruos porque no entienden de lógicas y de las circunstancias que rodean toda acción de riesgo. Son como llamaradas en el bosque y los comunes a veces no entendemos que las gentes son lo que son y no siempre porque lo quieren. Algo de su pasado los hizo así y muchas veces es imposible conocerlos y menos, comprenderlos.

En el beisbol hay ocasiones que su propio arte es como el genio que se desborda a sí mismo, sin importarle para nada que nuestras ilusiones se las lleve el viento y se ahoguen en el lodo. Como los Pericos de Gastélum, que nos dejaron con la imaginación en duda y los sueños en el pozo. Es como razonaba José Saramago (1922-2010) el portugués Premio Nobel de Literatura en 1998: "Tienen razón los escépticos cuando afirman que la historia de la humanidad es una interminable sucesión de ocasiones perdidas". Esta lo fue porque Unión Laguna se asfixió con el descontrol.

La base del juego de beisbol es el pitcheo. Yoimer Camacho mantuvo a los vampiros laguneros sin hit por cinco entradas. El venezolano señaló el camino pero detrás de él vinieron relevos fallidos y se llegó a la novena con un 4-2 que aceleraba los corazones de la gente, porque  vino Thomas McIlraith, el cerrador estrella y todo mundo le apostó a ese caballo, hermano del Moro de Cumpas. No supimos que el tamaño del éxito se mide por la fuerza del deseo, el tamaño de tus sueños y sobre todo, el manejo de la desilusión en todo el triste camino de la novena.

El rubio americano ya no trajo nada en la pelota y llenó la casa. Jeff Ibarra, que decían era "El látigo zurdo" esta vez no trajo fortuna ni strikes. Le dieron un par de hits para que entrasen tres y se fijara la diferencia entre ser segundo y llevarse toda la gloria a Puebla. Mientras los de Gastélum y dirigentes celebraban en nuestro terreno, mientras la gente caminaba hacia afuera, viendo al piso, el periodista pensó en Arthur Miller (1915-2005) el famoso dramaturgo norteamericano que dijo: "Una era se puede decir que se termina cuando nuestras ilusiones se han agotado".

De acuerdo, la esperanza es la cura del mañana para las decepciones de hoy, pero mientras quedan espacios huecos en el corazón y en la vida del pueblo todo, que deseoso de alegrías las ansiaba para caminar por las calles con la sonrisa de Vitauva y para medirla habría que ver los rituales de todos, que contaron los minutos para el choque y luego murieron de la angustia.

Los que estábamos pendientes de los medios, apagamos apenas los poblanos comenzaron a celebrar. Ya teníamos todas las dudas encima desde que la niña que comenta en AYM sentenció la actuación de McIlraith con una poco elegante frase: "No hizo su chamba" un término poco beisbolero pero bueno, el beisbol se mide con protagonistas y esa noche el relevo local fue un desastre.

La experiencia actual y el tiempo que todo lo cura, harán lo necesario para volver con mejores planificaciones. La gente deberá ir tomando su sitio y recuperación, porque los desengaños son como verdades halladas. Las ilusiones perdidas son hojas desprendidas del árbol del corazón.

Alejandro [email protected]

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