Sergio Pérez Torres hace un cortejo de la poesía
Son dos líneas prioritarias las que dirigen el rumbo de Cortejo Fúnebre, la nueva obra del poeta Sergio Pérez Torres (Monterrey, 1986). Por un lado, está el recorrido que existe entre el lugar de velación y el cementerio. Por otro, la palabra ‘cortejo’ refiere también al enamoramiento. No son los personajes de la tumba quienes hablan, sino el propio poeta a través de su Yo lírico. “Cada una de las tumbas correspondería a una fase de la relación”.
Y es que este libro se encuentra poblado por personajes de la historia y la ficción. En primera instancia, aparece el zarévich Alekséi, el último del Imperio Ruso, quien representa el enamoramiento. Le continúa el científico Nikola Tesla con la consolidación. En tercer turno aparece Leopold Bloom, el protagonista de la novela Ulises, de James Joyce, quien responde al clímax. Finalmente, el astronauta Neil Armstrong apunta al declive y el profeta Jonás a la separación.
“Creo que el hilo conductor se basa en la forma de que tiene la misma voz, el mismo estilo y se mantiene el mismo registro, aunque haya variaciones respecto a si se está hablando de la nieve y los lobos, de la electricidad y los rayos, de una descomposición del tiempo, del espacio y las estrellas o del mar y las ballenas”.
Al contrario de otros poemarios donde el autor ha dejado reposar sus versos por un tiempo, la redacción de Cortejo Fúnebre se concibió en un rayo de tres semanas. Luego, lo trabajó con minuciosidad durante dos meses y envió el primer borrador al Premio Nacional de Poesía Bartolomé Delgado de León, que entrega el gobierno de Cajeme, Sonora, obteniendo el galardón.
La obra se ha publicado en una coedición entre la editorial OXEDA y el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte).
Desglose
Otra característica es el empleo de los simbolismos. En la primera sección correspondiente al zarévich, la figura del lobo aborda un papel crucial. El enamoramiento implica un temor sobre si la relación puede salirse de las manos, al rechazo o si el enamorado terminará con el corazón roto. El latir de la incertidumbre sonoriza la oscuridad inicial. El poeta intenta mantener una tensión vestida por el pánico.
“La figura del lobo me sirve, de entrada, para mantener este juego amenazante, pero también para dejarlo de fondo en un juego infantil del zarévich con alguien más”.
El enamoramiento representa la infancia del amor, el lugar donde los enamorados pueden jugar y divertirse. Es el acto lúdico del romance. El autor refiere al psiconálisis para explicar que los primeros impulsos en el amor se determinan por la infancia. Tal como lo apunta el título de un libro de Sergio Ramírez: Infancia es destino.
Tanto en la sección del zarévich como en la de Tesla, el poeta recurre a la economía del lenguaje. Los poemas en estas secciones son cortos, concisos, van al grano, emplean pocos versos. La razón es porque el libro se edifica de manera piramidal: comienza con poemas muy pequeños, pasa por un clímax colmado de palabras y desciende.
La aparición de Leopold Bloom anuncia este desbordamiento del lenguaje. Los poemas son contenedores de emociones espesas. En la historia de la literatura moderna, la obra de James Joyce también representa una parteaguas por el flujo de conciencia, así como la manera de reinventar la narrativa y el tacto para tratar el tiempo.
“Quise tomar algunos de esos elementos, trasladarlos a la poesía, pero a la vez de rendirle como un homenaje, servirme también de algunos de esos recursos para ver cómo los podría hacer míos”.
Respecto a Armstrong y el profeta Jonás, engranan también con el simbolismo inicial. Y es que el autor partió de una experiencia personal, de una relación que tuvo inicio y fin, para luego crear esta obra. Lo que sí resultó casualidad, comenta, es el orden cronológico en el que aparecen los personajes.
“Lo que más pudiera destacar dentro del estilo de mi voz poética, sería lo mismo que se puede demeritar, dependiendo de la persona que lo analice y cuáles con sus inclinaciones. Esto es que se mantiene un registro, se mantiene una voz a partir de los otros libros”.