Lo que en otros países habría provocado una crisis de gobierno y la renuncia de altos funcionarios, en nuestro México fue tomado a la ligera y se convirtió en un trágico suceso más de la interminable lista de crímenes horrendos y repudiables.
Hablamos -seguramente usted lo advirtió- de la desaparición e inminente asesinato de cinco jóvenes residentes de Lagos de Moreno, Jalisco.
El pasado viernes cinco amigos se reunieron para asistir a la feria del pueblo y posteriormente salieron de la misma para encontrarse con otras amistades, pero nunca llegaron al punto de reunión y de inmediato fueron reportados como desaparecidos.
Los nombres de los hoy presuntos golpeados y privados de la vida son Roberto Olmeda y Diego Lara, ambos de 20 años de edad; Uriel Galván de 19; Jaime Adolfo Martínez de 21 años y Dante Cedillo Hernández de 22.
Algunos estudiaban y otros trabajaban en distintos negocios, hasta el momento no existe evidencia de que formaran parte de alguna célula del crimen organizado en esa región donde se registran fuertes disputas por el territorio entre los cárteles Jalisco Nueva Generación y el de Sinaloa.
Es probable, sin embargo, que uno o varios de ellos se hayan relacionado con algún grupo delictivo y que su ejecución se deba a pertenecer al bando contrario o a una deuda por drogas.
Otra posibilidad sería que hayan sido confundidos o bien que los agresores simplemente se ensañaron con sus víctimas por algún incidente de tránsito.
Al momento de escribir este artículo no se conocía el paradero de los jóvenes ni de sus cuerpos sin vida.
Sin embargo, en las últimas horas circuló en las redes un video donde aparecen los cinco jóvenes golpeados y amordazados y otro video más donde dos de ellos están muertos y otro es obligado a degollar a uno de sus compañeros.
Las imágenes que por salud mental preferimos no ver han indignado al país, más todavía porque a una semana de la desaparición las autoridades estatales y federales no encuentran los cuerpos de los jóvenes ni han dado una explicación convincente del espeluznante suceso.
Para colmo el presidente López Obrador aparentó no escuchar y respondió con un chiste de mal gusto cuando reporteros le preguntaron sobre el caso al finalizar su "mañanera" del pasado miércoles.
Es cierto, el primer mandatario no es responsable de este presunto crimen masivo, el abrumador número de muertes y desapariciones en México son en una gran mayoría producto de los enfrentamientos entre los carteles del crimen organizado.
Sin embargo, López Obrador sí es responsable de fomentar un ambiente de impunidad y transigencia hacia los grupos delictivos, los asesinatos en México crecen día con día y en raras ocasiones se captura y se castiga a los culpables.
En este sexenio suman más de 163 mil los homicidios dolosos contra156 mil del sexenio de Enrique Peña Nieto. En Jalisco, donde se realizó la desaparición de los cinco jóvenes, se perpetraron 1,845 homicidios en el 2022, menos de los 2,274 registrados en el 2021, pero aun así el número de asesinados resulta impresionante.
Los mexicanos vivimos tiempos de zozobra y en algunas regiones de pánico por la abrumadora inseguridad, los ciudadanos estamos a expensas de los criminarles, la lista de inocentes asesinados y de los desparecidos es cada vez más extensa.
En México es urgente replantear la estrategia para enfrentar al crimen organizado y a favor de una recomposición social habida cuenta que la crueldad y las acciones inhumanas avanzan de manera inmisericorde.
Necesitamos retornar a una política de cero tolerancia, a la creación de cuerpos de seguridad honestos y efectivos en todo el país, a fomentar la unión familiar y no la división, y quizás lo más importante recuperar entre los ciudadanos los valores por el respeto, la paz, la concordia y la solidaridad.
De lo contrario el país caerá irremisiblemente en las manos de los cárteles que cada día se organizan mejor y cuya influencia y poderío se extiende hacia otros países como se comprobó recientemente en Ecuador.
La política de no escuchar y de culpar de todos los males al pasado ha sido por demás nefasta y perjudicial.
Hoy más que nunca resuena con fuerza la advertencia del empresario Alejandro Martí, quien ante el secuestro de su hijo Fernando en el 2008, dijo a las autoridades: "Si no pueden, renuncien".
NOTA FINAL…
El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, comparte alegremente sus cargos políticos, en su calidad de presidente del Consejo Nacional de Morena dedica ahora más tiempo a vigilar las precampañas de las "corcholatas" que a dirigir su estado. Pero "no somos iguales", pregonan los morenistas.