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Barbie menstruante

ARTEMISA BELMONTE.-

De niña mi muñeca favorita, como la de muchas, fue Barbie. Anhelaba que fuera mi cumpleaños o Navidad para pedir mi regalo: una muñeca nueva, accesorios y ropa para ponerle o hasta el sueño más increíble: la casa rosa de tres pisos de la que Barbie era dueña.

Mi lado rosita no me ciega al lado problemático de la muñeca, los estándares de belleza irracionales de Barbie que me hacían sentir fuera de lugar, yo también quería ser flaca, blanca, rubia y de ojo azul. El capitalismo que promueve Mattel con toda la mercadotecnia a la que nos somete desde infantes también creo que es nocivo para la sociedad y el mundo en el que habitamos.

Pero creo que Barbie a pesar de esto, tiene mucho más que aportar que solo ser una cara bonita: ha sido desde su nacimiento el ícono de la mujer independiente, que puede ser lo que desea ser independientemente de su estado civil. Hasta su aparición a finales de los 50s las niñas tenían dos roles que jugar: a ser mamás y a servir la comidita, Barbie rompió con todos los roles permitidos para las mujeres en su época: una mujer soltera que no tenía la imagen de solterona amargada, que podía aspirar a ser lo que ella quisiera ser.

Con agrado he visto cómo Barbie ha ido evolucionando y ha ido agregando más roles con las que las niñas pueden soñar, mucho antes que las mujeres pudieran tener tarjetas de crédito o bienes, Barbie ya había ido al espacio y era profesionista. Dejó de lado los estereotipos clásicos de belleza europea, para dar cabida a Barbies de color, latinas, asiáticas, con discapacidad y lo impensable: hasta una Barbie regordeta.

Mattel y Hollywood han dado un gran paso al abrir el debate de Barbie en el 2023: contraponer el mundo de fantasía en donde una mujer lo es todo y Ken es el accesorio, contra el mundo real en donde para el sistema patriarcal, las mujeres seguimos siendo objetos con fines reproductivos. Plantea, además la simple pero hermosa idea de que también puede haber una Barbie normal: una muñeca que no tiene que ser ni la más perfecta, ni la más bonita, ni presidente de la República para tener una vida plena y feliz.

Me encantaría soñar con que mi querida muñeca fuera más allá y pudiéramos pronto tener una Barbie menstruando. Que sus accesorios fueran una copa menstrual o una toalla y tampones. Me imagino el susto de muchos y muchas, pero me encantaría toparme con una Barbie que normalice, como lo plantea la película, ser mujer y tener cólicos, que sea un tema tan normal que las niñas jueguen a que les baja de igual manera que juegan a ser doctoras o mamás.

La cultura pop tiene una gran responsabilidad en hablar de estos temas, ya que son estos los que más influencia tienen. Ojalá que se siga hablando de los temas a los que nos enfrentamos diariamente las niñas y mujeres del mundo y ojalá que pronto, también Barbie sea alguien que no se avergüence de su menstruación.

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