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200 años de hermandad y desencuentros

CARLOS CASTAÑÓN CUADROS

La historia se repite. Da vueltas, regresa de una forma u otra. Así se resume la relación a veces íntima, otras, extraña, entre Coahuila y Texas. Hace 200 años, nacieron juntos, un siete de mayo de 1824, como la décima novena entidad del país. Las expectativas fueron altas, pero la realidad es terca y terrenal. El nuevo estado, sumamente extenso y poco poblado, acogió a través de la ley de colonización, a migrantes extranjeros. Colonos anglosajones vinieron a poblar Texas y fueron integrados con generosidad. Como ya lo sabemos, la historia se olvida, y actualmente, el estado y su gobernador racista, repudian a los inmigrantes. La nueva entidad quedó dividida en tres distritos: Río Grande Saltillo, en el sur; Monclova, en el centro; y Béjar, que comprendía el territorio de Texas, localizado al norte del río Nueces. En su momento, la capital estuvo en Monclova, un punto más intermedio para el enorme territorio. A los pocos meses, el 15 de agosto de 1824, se conformó el primer Congreso Constituyente del Estado. Las sesiones de aquellos años dan cuenta de los problemas del estado. Por un lado, la cualidad fronteriza y la poca o nula capacidad del estado para atender los asuntos más elementales como el cobro de impuestos y la hacienda pública. Por otro lado, los intereses regionales y la disputa política entre Saltillo y Monclova por la capital, pero al mismo tiempo, la dinámica esclavista de los colonos texanos que a la larga, le salió muy cara a la nueva entidad. De manera muy temprana mostraron su intención separatista. Por si fuera poco, la confrontación con las tribus indígenas, también descritas como "naciones bárbaras del norte", quedó documentada en las actas del congreso, donde hablan de robo de ganado, secuestros y asesinatos.

Para tratar de dar orden a Coahuila y Texas, los legisladores, promulgaron el 11 de marzo de 1827, la Constitución Política del Estado Libre. El texto se publicó en español e inglés.

Bajo la inspiración masónica, la ordenanza coahuiltejana dice: "En nombre de Dios omnipotente, autor y supremo legislador del universo, el Congreso constituyente del Estado de Coahuila y Texas… decreta para su administración y gobierno la constitución".

El artículo primero definió al estado como la reunión de todos los coahuiltejanos. Así, "El objeto del gobierno es la felicidad de los individuos".

Sin embargo, un asunto que alarmó a los colonos anglosajones texanos, fue la abolición de la esclavitud. Para tantos estadounidenses de la época, los esclavos fueron una pieza fundamental de la economía. El artículo 13 estableció que "En el estado nadie nace esclavo desde que se publique esta constitución", y prohibió en consecuencia, la introducción de esclavos. Un colono de abolengo en Texas, Stephen Austin, hizo lo que pudo políticamente para mantener la esclavitud y se confrontó con un liberal de cepa, José Francisco Madero Gaxiola. No obstante, los colonos texanos pugnaron una y otra vez por la separación. De esa manera, hacia 1835, la política centralista desapareció los estados libres y soberanos de la federación, para degradarlos en departamentos. Fue la gota que derramó el vaso. Como vemos, los desencuentros entre el gobierno federal y el gobierno estatal, no son nuevos. Por lo mismo, en medio de las disputas, los saltillenses (o "saltilleros") ganaron la partida política a Monclova, a fin de quedarse con la capital del estado. Para los colonos texanos, lo más consecuente fue la rebelión que terminó con la masacre del Álamo (por cierto, conformada por laguneros de la Segunda Compañía Volante del Álamo de Parras, actual Viesca). El resto de la historia ya la conocemos, tras arrasar, el presidente Antonio López de Santa Anna descansó plácidamente… el 6 de marzo de 1836 se separó Texas de Coahuila y México. Ironía de la historia, 200 años después, los estados se vuelven a integrar a fuerza migración, cultura y vitales tasas de natalidad. De acuerdo con el censo de 2020, los latinos en Texas, principalmente de origen mexicano, ya representan el 40.2 por ciento de la población, es decir, superaron a la población "blanca", que registró 39.8 por ciento. De la misma manera, los habitantes de origen mexicano en los estados de California y Nuevo México representan mayoría. Cual justicia poética, el territorio regresa a México por sus migrantes. Ciudades como Houston, San Antonio, El Paso, Dallas o el valle del río Grande tienen una marcada raigambre mexicana. Mientras Trump se dispone a regresar al poder, quizás no falta mucho para que en las próximas décadas, llegue un presidente mexicoamericano. Al tiempo.

Nos vemos en @uncuadros

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