Soren Kierkegaard (18131855) danés creador del Existencialismo, sostuvo siempre que la ansiedad es parte de nosotros, que está ligada a nuestra libertad y responsabilidad, que es una parte esencial del ser humano y no es nada que podamos evitar y que incluso nos ayuda a darnos cuenta de que siempre vivimos una vida precaria y contingente. Ya vemos que no le faltaba razón.
Y remataba con esto: “La vida consiste en elegir y es de esta forma como se va desarrollando nuestra existencia”. En sus narraciones, la normalidad se mezcla con lo irreal y a veces en su lectura deja frases que son como una losa, pues asegura que solo la adversidad puede enseñarte. Tal punto nos liga a los humildes fans que ahora estamos obligados a ver el torneo corto por los medios, pues Santos Laguna eligió, por circunstancias tal vez, anclarse en la mediocridad.
Los dirigentes ahora, dejan escapar frases dentro de su ruta de escape como “también hemos tenido aciertos” como quien subraya que no todos son yerros. Claro que los ha habido, por ello esos hombres han sido vendidos a altos precios pero ahora mismo son comandantes de la incertidumbre, que se prolonga porque estamos inmersos en una cruel etapa de especulación.
En el futbol, cada persona que aparece pone su protagonismo vital en un engranaje que nos importa a todos, porque este deporte es un patrimonio cultural y popular, donde los conocedores de la persecución desarrollan una independencia intelectual, donde nuestra gente dolida, es pueblo que observa y tiene la libertad del anonimato junto con la actitud furtiva del espía.
Quienes tienen su cielo todo Albiverde usan su gran imaginación y no solo buscan un nuevo mundo, sino quieren crearlo en base de un nuevo lenguaje, de una nueva estructura, de un todo. Ellos tienen gran olfato y saben que los perfumes de ayer siempre viven, reforzando su voluntad nerviosa. Ellos saben perfectamente que el futbol y sus recuerdos son comprobantes de vida. Este deporte no construye el carácter, sino que lo revela.
Una prueba clara de que avanzamos poco es que los ocho técnicos de liguilla, todos son extranjeros y en la cancha, quienes mandan son generalmente, los foráneos famosos, porque muchos son de segunda y todo mundo los conoce y ubica. Hay fallidos que hablan de “adaptación” y vemos a Idrissi, Deossa y Rondón que la rompen con Pachuca bajo la mirada del sabio Almada, que apenas llegaron y han mostrado su calidad. ¿Dónde está entonces el secreto?
Se dice que Atlas y Santos se repartirán jugadores y que el ecuatoriano Caicedo, que no dio la talla con Tigres y rojinegros ya viene como “refuerzo”. Eso enoja al gentío, que dejó de ser dócil y que aprendió a no ser iluso. Porque la nueva tarea del club debe ser el descubrir e integrar a jugadores que hagan de la excelencia, un hábito. Esa transformación debe ser como un verdadero asalto al banco de las ideas, de la investigación completa que evite parajes de sombras hostiles.
La liguilla es una planeta de atmósfera irrespirable, pero bello, porque es deliciosamente imperfecto, donde los grandes tienen la obligación de mostrarse como tales, es una etapa donde hay grandes objetivos que no se logran con dinero, se obtienen con el desatado talento de los jugadores líderes, con la pasión colectiva, con una gran paciencia y con una total perseverancia.
Porque el futbol siempre será protagonista de alegría, de ira, de pasión, de silencios, de penurias y de temblores; es el imán de las almas del estadio y uno de los juguetes favoritos del diablo.