De acuerdo entonces que el futbol es un patrimonio cultural, social y popular, pero en esa lucha con el tiempo se convirtió en una industria, y por lo tanto, lo invadió el capitalismo, ese mago que se apodera de todo, no como un siniestro personaje, sino como un ente salvador, protector y benefactor de algunos sectores y con el tiempo se hizo robusto como negocio pero fue dejando de abrazar, al menos en México, a su materia prima, el juego mismo, la gente y todo el espectáculo.
Ahora mismo, la intención de la FMF es entrar al rescate de sus minas de oro en peligro de inundarse y buscan por todos los caminos, comenzando por los llamados “Fondos de Inversión”, recursos donde se busca “mejorar la experiencia” de los aficionados. Esto porque se sabe que la gente ha dejado de ir a los estadios y es materia de temor, porque el negocio está en gran peligro.
El futbol como juego, se queja del negocio y viceversa, cuando se dejan de lado las bases, se ha robustecido la clase dominante de la multipropiedad, la proliferación de las extranjeros, la desaparición del ascenso y la aceptación de un torneo corto, que emociona, divierte y atrae pero que da oportunidad a diez equipos por un título, en un sistema ridículo y sacadinero único en el mundo, así que debemos recordar que solo si asumes lo que eres, puedes cambiar quien eres.
Algunos fantasmas viven bajo tierra y solo salen cuando deben cumplir una misión y eso sucede hoy en día. A falta de un verdadero poder para establecer reglas propias de un campeonato que no de espacios para las dudas, los dueños del balón y la FMF, van creando un mito que respalde lo económico y que envuelva y atraiga al espectador. Son los comandantes de la incertidumbre.
Los fans, son como aquellos conocedores de la persecución y van desarrollando una independencia intelectual, ya no es fácil convencerlos y muchos menos, engañarlos. Nuestra gente percibe todo, pues sabe que en cada giro o golpe de la vida, siempre se aprende algo. En el arte de contar, lo que menos importa ya es el contenido; la trascendencia de lo que se cuenta, es la forma.
El mejor fondo de inversión, la prioridad máxima que necesita la Liga MX siempre será lo deportivo y por ende, la mejoría del espectáculo. Si todo estuviera en el orden que tienen casi todas las ligas del orbe, Santos Laguna jugaría la próxima temporada en segunda división, por quedar en último sitio pero ya sabemos todos que lo protege esa ley del arte de sobrevivir.
Ahora como dice el joven Aleco, “debe reinventarse” y para ello confía en Fernando Ortiz, que salió de Monterrey tímido, menudo y pálido pero como los buenos fotógrafos, es un distinguido cazador de sombras, que se reinstala en una nueva ilusión, porque en el futbol cada persona que aparece, pone su protagonismo vital en un engranaje que nos importa a todos y en esos dibujos obsesivos del pensamiento, la gente va descubriendo, luego de sufrir y aguantar, que todos notamos que somos santistas y lo seremos por siempre.