¿ De veras el futbol es patrimonio del pueblo?. Uno, ahora mismo, tiende a dudarlo, porque la gente de pocos recursos, la de los barrios y lugares menos favorecidos, la de empleos frágiles o sin él, esa que defiende su ambulantaje, esa que sueña estando despierta, esa que va haciendo fintas como tirando penales mientras camina. Esa, el pueblo, nuestro pueblo. Hijos del sol y del desierto.
Los que conocemos el color de los marginados, el sabor del vecindario humilde, el olor de la pobreza, miramos a esa gente cada vez más lejos de su juego querido, que cada día exige más para dejarse ver, que cada ocasión de partido se fija en precios lejanos a su alcance y entonces lo que era gratuito en los medios, se vuelve imposible de ver en la cancha y su pasión se hace oscuridad.
Podríamos preguntar a toda esa muchachada que antes entraba y salía cantando del Corona viejo, ¿si mirar es explorar y encontrar, por qué cuando miras dejas huellas?. Ellos encontraron una forma de sobrevivencia, cada cual en lo suyo, motivados por un equipo ganador, por jugadores de alto nivel, cuyo recuerdo sigue vibrante, porque el futbol es artesano que crea alegrías con una pelota, porque no somos una sociedad automatizada plagada de robots, sino corazones eléctricos.
Explorando en el abismo de los recuerdos, uno encuentra de todo. Quizá los necesitados de gritos imaginan a Pony Ruiz corriendo por las bandas, levantando la cabeza y con su radar especial localizando a Jared, cuyo movimiento parecía del felino que acecha a la presa, pues su contacto de pelota y red, traía consigo la explosión de millares, como un relámpago, como flecha al corazón.
El punto de vista certero, entra por la puerta trasera, esa donde nadie se fija, por comodidad o por conveniencia, Gran parte de los medios actuales eligen la especulación en vez de la información y sobre todo eluden la obligada misión de la investigación de todos los hechos que circundan al mundo del futbol mexicano. Ahora mismo pocos toman para mirar a fondo la renuncia del alto comisionado a causa de grupos que sostienen y afirman su poder, para dejar el medio viajando en el infierno en helicóptero sin piloto.
Para abandonar este laberinto de vida monótona, se debe buscar una puerta a la realidad y eso se evita siempre, porque los intereses políticos y sobre todo económicos, están por encima del que debiera existir por el deporte y toda su estructura. Nuestro futbol va quedando en ese cruel partido donde los demonios derrotan a los ángeles por goleada y con un arbitraje deplorable.
Nuestra gente creía que el futbol era su patrimonio y éste dejó de serlo, porque los intereses se lo han robado. Los comentaristas en los que creía se muestran parciales hacia ciertos equipos y entran a pelear en el set como una campal en la Coliseo. La información es difusa y escasa y convencen a mucha gente que al sobrevivir solo quiere existir y no pensar.
Cuando uno se propone descifrar algo tiene que viajar al centro de la nostalgia y los deseos, en ese intento de explicar el infierno cotidiano que contempla, cuando lo que se debe hacer es agradecer su lectura a este rincón con un abrazo fraterno, un abrazo de gol porque 2025 nos brinde ante todo, salud. Ya con ella podremos indagar entre la ficción y la realidad, DM.