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Encuentran residuos de plaguicidas en suelo, agua y orina

Una investigación exploratoria reveló que una sustancia química prohibida desde 1972 está siendo consumida, aunque en pequeñas dosis, por pobladores de algunas comunidades de Coahuila y de Durango.

Faltan investigaciones más profundas sobre plaguicidas en La Laguna (Archivo)

Faltan investigaciones más profundas sobre plaguicidas en La Laguna (Archivo)

DANIELA CERVANTES

Un grupo de investigadores que recientemente realizó una evaluación exploratoria sobre los plaguicidas en seis localidades de Coahuila y en tres de Durango, revelaron que localizaron residuos de esta sustancia química en el suelo, el agua y en la orina de 38 ciudadanos.

En particular, y el cual es uno de los principales hallazgos, fue que ubicaron trazos de DDT (diclorodifeniltricloroetano), un plaguicida que se utilizó de forma extensiva durante el siglo XX, pero que fue prohibido principalmente debido a sus efectos perjudiciales sobre el medio ambiente y la salud humana.

Lo anterior resulta alarmante debido a que los restos de esa sustancia química restringida desde 1972, y de otros plaguicidas, fue localizada en la orina de 38 ciudadanos, lo que quiere decir que, en la región, habitantes de ciertas localidades estás consumiendo, sin saber, pequeñas dosis de ese “veneno”.

El trabajo que realizaron los investigadores, llamado: “Proyecto de investigación e incidencia en materia de salud y ambiente para lograr justicia para La Laguna; interacción entre salud, ambiente y estatus socioeconómico”, fue financiado por el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), y los resultados fueron presentados el pasado 12 de septiembre en un hotel de Torreón.

En el evento al que asistieron académicos, ambientalistas, productores agrícolas, estudiantes y autoridades, se habló del impacto ambiental que siguen teniendo en la región el arsénico y el plomo, pero también se destejió un interés entorno a los plaguicidas, un tema que, según el maestro Avel González Sánchez, parte del equipo que trabajó en el estudio, no se había investigado a profundidad desde los años 70’s. 

“En los 70’s había una investigación bastante fuerte de plaguicidas en la región, luego parece que del 70 al 2010 sólo eran estudios muy esporádicos, eran más entrevistas. La parte de cuantificación se olvidó; todo mundo se centró en el arsénico y se dejaron de aplicar estudios en plaguicidas”, mencionó González Sánchez para este reportaje.

Por ende, el estudio antes mencionado es el más reciente, y en el que se revelan hallazgos no sólo en el agua y en el suelo, sino también en la orina de los seres humanos.

Según expertos actualmente se usan altas cantidades de plaguicidas para controlar las plagas (Archivo)
Según expertos actualmente se usan altas cantidades de plaguicidas para controlar las plagas (Archivo)

Para profundizar un poco más en el tema del uso de plaguicidas en La Laguna, y conocer sobre el costo social y ambiental que pagamos por utilizarlos, este diario entrevistó a tres investigadores que fueron parte del estudio exploratorio antes mencionado, así también charló con un especialista en control de plagas y dialogó con una doctora que trabaja en un método llamado control biológico, una solución ante los inminentes problemas que se desprenden del uso indiscriminado de plaguicidas. 

HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN

Germán Giácoman Vallejos, responsable del laboratorio medioambiental de la Facultad de Ingeniera de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), quien lideró el estudio exploratorio de plaguicidas en la Comarca Lagunera, informó para este reportaje que, del 100 por ciento de los pozos analizados, el 82 por ciento correspondían a pozos de extracción para riego y el otro 18 por ciento era de agua de abastecimiento, este último, especificó el doctor, se refiere al líquido que viene directamente del grifo.

“Lo que encontramos es que en ambos hay presencia de plaguicidas, sobre todo de DDT, que está restringido desde 1972, ese es uno de los principales hallazgos, el segundo (hallazgo) fue que ubicamos el metabolito de DDE (diclorodifenildicloroetileno)”, es decir, un compuesto químico que se forma cuando el DDT (diclorodifeniltricloroetano) se degrada.

En específico, se informó que de los siete pozos analizados en dos se detectó DDT y en cuatro el metabolito DDE en valores por encima de la NOM-127-SSA1-2021, norma que establece los límites permisibles de calidad que debe cumplir el agua para uso y consumo humano, que menciona que la concentración permitida es menor a un microgramo por litro para DDT solo o combinado con sus metabolitos DDE o DDD.

 Avel González Sánchez, parte del equipo que trabajó en el estudio de plaguicidas (Cortesía)
Avel González Sánchez, parte del equipo que trabajó en el estudio de plaguicidas (Cortesía)

Asimismo, en los pozos de extracción para agua de riego 21 presentaron DDE y sobrepasaron el límite en 1.5 a 28 veces el límite establecido en los Criterios Ecológicos Para Agua de Riego, DDE menor a 0.04 miligramos por litro, lo que, según los investigadores, representa un riesgo si esa agua es consumida por la población.

El maestro Avel González también de la UADY aclaró que, aunque las concentraciones que encontraron no se consideran alarmantes, sí resulta trascendente el que se haya detectado trazos de una plaguicida que está restringido desde hace años en el país.

Las comunidades que exploraron los investigadores fueron: Finisterre, Sofía de Arriba, Batopilas, San José de la Niña, San Lorenzo y Torreón de parte de Coahuila; y de Durango fueron Horizonte, San José del Viñedo y Salamanca. Y en todas, se informó, se encontraron, tanto en el suelo como en el agua, residuos de plaguicidas.

“Principalmente del plaguicida de moda que es glifosato, el cual su uso se había restringido en el 2023, pero que en abril del 2024 se retiró esta restricción porque no hubo un compuesto químico que pudiera suplirlo y, porque al no colocarlo se comprometía la cadena alimentaria”, comentó el maestro Avel.

Cabe destacar que las normas mexicanas no consideran al glifosato o ácido aminometilfosfónico (AMPA) en las matrices ambientales.

“La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) reclasificó el glifosato y su producto de degradación, el ácido aminometilfosfónico (AMPA), como Categoría 2A, indicando probable carcinogenicidad en humanos”, se lee en una de las conclusiones del estudio exploratorio que los investigadores compartieron con este diario.

Como dato: el glifosato es el herbicida más utilizado en el mundo, y se emplea en la agricultura, silvicultura, jardinería y actividades domésticas.

Para obtener los datos anteriores, el doctor Germán Giácoman indicó que su equipo de trabajo tomó muestras de agua y suelo en las comunidades antes mencionadas, en donde, cabe mencionar, la actividad agropecuaria o agrícola está más activa, además, mencionó, analizaron 99 muestras de orina que fueron tomadas por el doctor Gonzalo García, investigador de la Universidad del Estado de Durango. De esas 99, se informó, 38 dieron positivos a AMPA.

“Yo lo que hice fue un trabajo epidemiológico básicamente en arsénico y flúor, entrevistamos a más de mil 800 personas, las invitamos a participar en el estudio y de esas, mil 114 participaron con muestra de orina y además contestando tres cuestionarios. De esas mil 114, mandamos 100 al azar a la Universidad de Yucatán para el estudio de plaguicidas”, informó Gonzalo García.

En su percepción, una de las preocupaciones que ha existido en los últimos años, respecto al tema de los plaguicidas es con el antes mencionado glifosato, cuyo metabolito, como ya se informó, se detectó en la orina de 38 pobladores.

Investigador Gonzalo García que realizó un trabajo de muestreo (Daniela Cervantes)
Investigador Gonzalo García que realizó un trabajo de muestreo (Daniela Cervantes)

Ligado a lo anterior, el maestro Avel comentó que, siendo reservados, la conclusión de su estudio, entonces, fue que: sí hay plaguicidas en agua, suelo y orina, y que son un potencial riesgo para la salud; pero, en ese sentido, argumentó, tendrían que hacer una investigación más profunda para aseverar la escala de ese riesgo.

Así lo había comentado ya el doctor Giácoman Vallejos a este diario: "Tenemos que tomar acciones, lo nuestro fue una investigación exploratoria, reconocemos que hay estos plaguicidas, necesitamos hacer una investigación más profunda, con más número de muestras, para ya establecer política pública, nosotros no hacemos política pública, nosotros recomendamos que se haga política pública, yo creo que sí es importante que se tomen cartas en el asunto, y hacer conciencia de la presencia de estos plaguicidas".

Por su parte, para el doctor Gonzalo García la importancia de que se realicen investigaciones como la que se realizó sobre plaguicidas en la Comarca Lagunera es importante, porque, dijo, así se conoce el problema, y por ende se podría comenzar a pensar en soluciones.

¿CÓMO DISMUNUIR LA APLICACIÓN DE PLAGUICIDAS?

En una definición clara, podríamos decir que, los plaguicidas son esencialmente venenos diseñados para matar o controlar organismos que se consideran plagas, como insectos, hongos, roedores, malezas o bacterias. Sin embargo, no están necesariamente limitados a dañar solo las plagas, y pueden ser tóxicos para otros organismos, incluidos los seres humanos, los animales y las plantas no objetivo, si no se manejan adecuadamente.

Los daños a la salud humana, mencionó el investigador Avel, pueden variar debido a que los plaguicidas son una familia grande de compuestos químicos, y “especificar problemas de salud depende, por ejemplo, del metabolismo o la idiosincrasia del individuo, el tiempo de contacto, la edad, el género, etcétera. Pero a largo plazo sí causan daños a órganos, en un futuro cáncer y otras afecciones como problemas en la piel, o alergias”.

Leonel Ramírez Romo, especialista en control de plagas desde hace 34 años, informó para este reportaje que, aunque se vendan como ecológicos, todos los plaguicidas son tóxicos, sin embargo, aceptó, son “un mal necesario” para la disminución de poblaciones que pueden comprometer la seguridad alimentaria.

Leonel Ramírez Romo, especialista en control de plagas desde hace 34 años (Daniela Cervantes)
Leonel Ramírez Romo, especialista en control de plagas desde hace 34 años (Daniela Cervantes)

Actualmente, dijo, los están utilizando en concentraciones muy altas, “porque los mosquitos se están haciendo resistentes”.

En ese sentido, el especialista informó que actualmente el Centro Nacional de Prevención de Riesgos y Control de Enfermedades (CENAPRECE) recomienda algunos plaguicidas para el control de vectores, entre los que se encuentran: Alfacipermetrina, Deltametrina, Lambda cyhalotrina, Permetrina, Esbioaletrina, Propoxur.

Si hasta aquí sabemos, porque un estudió así lo reveló, que los plaguicidas ya llegaron a la ingesta humana, pero también entendemos que son inevitables, la pregunta que seguiría es: ¿Existen soluciones para comenzar a utilizarlos menos? Y la respuesta es sí. Aunque poco se conoce, o se habla de ello, en la región desde hace tiempo se ejecutan acciones ligadas a disminuir el uso de plaguicidas, así lo explicó, a este diario, la bióloga María Guadalupe Torres Delgado.

La también doctora en producción agrícola informó que lo que se está utilizando, por ejemplo, son “extractos de plantas u otros insectos que nos ayudan a controlar de manera natural a estos organismos que nos generan problemas tanto en la producción y problemas de salud, ya sea en las plantas, en los animales o también a nosotros”.

La doctora en producción agrícola María Guadalupe Torres Delgado, trabaja en el método de control biológico de plagas (Cortesía)
La doctora en producción agrícola María Guadalupe Torres Delgado, trabaja en el método de control biológico de plagas (Cortesía)

Lo anterior se conoce como control biológico de plagas, el cuál es un método que utiliza organismos vivos para reducir o eliminar poblaciones de plagas agrícolas, como insectos, malezas o enfermedades de plantas. En lugar de utilizar plaguicidas químicos, este enfoque se basa en el uso de enemigos naturales de las plagas, como depredadores, parásitos o patógenos, para mantener las poblaciones de plagas bajo control.

Para Torres Delgado, aunque la anterior se trata de una técnica que ya se implementa desde años atrás, actualmente se sigue subestimando bastante, porque su aplicación puede ser compleja debido a varios factores que requieren un conocimiento profundo del ecosistema, el comportamiento de las plagas y los enemigos naturales, así como una planificación y manejo cuidadosos.

En ese sentido, la doctora señaló, primero, que en la región no hay muchos laboratorios que se dediquen a eso y segundo, dijo, falta mucha investigación al respecto. “No cualquiera tiene la facilidad de realizar estos procedimientos”.

María Guadalupe Torres lleva dos años practicando esta alternativa, pero apenas este año se enfocó en la producción de insectos benéficos para controlar las plagas dentro de un establo.

“Había trabajado con otros insectos anteriormente para ayudar a la parte agrícola, pero ahorita nos estamos enfocando en lo que es la producción de avispas para el control de la mosca doméstica, que es el problema principal en los establos y no nada más de los establos, sino que la mosca está en todos lados”.

Para ella generar insectos benéficos para el control de plagas es una alternativa funcional con la que se puede disminuir el uso de plaguicidas que, como reveló la más reciente investigación que se realizó en la región, ya se alberga en el suelo, el agua, e, incluso, ya llegó a la ingesta humana.

La experta reconoció que este método no está muy socializado porque “realmente somos poquitos los que aportamos a esta parte, pero se está haciendo, se está trabajando. Me gustaría informar que (con este método de control biológico) se está trabajando para apoyar a solucionar un problema industrial, de producción y que a la vez se está tratando de solucionar un problema de salud pública”.

Sobre este tema el doctor Gonzalo García, investigador de la Universidad del Estado de Durango, opinó que el método anterior sí es una buena opción para usar menos plaguicidas, sin embargo, dijo, tiene sus límites, y uno de ellos, dijo, es la adaptación de los animales.

“Si hay pequeñas avispas, abejorros, pulgones que pueden matar algunos mosquitos y harían un control biológico, el problema es que se adaptan y aprenden a convivir juntos”.

Actualmente Gonzalo García sabe que en algunos sitios de la región el control biológico es un éxito, pero aclaró “no se puede generalizar, porque depende mucho del tipo de plaga y del depredador de esos insectos”.

Por su parte, el especialista en control de plagas Leonel Ramírez opinó que con este método “no hay una disminución como la puede haber con un plaguicida, un plaguicida disminuye rápidamente la población, pero también sabemos que contamina el ambiente”.

Por ello la doctora María Guadalupe está consciente de que no se puede eliminar al 100 por ciento el uso de los plaguicidas, pero en su percepción y experiencia también reconoce que alternativas naturales, como, por ejemplo, el control biológico de plagas, puede ir mermando que esa sustancia tóxica siga penetrando el agua, el suelo y el cuerpo de los seres humanos.

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