Poder presidencial a la vista
Transición ‘ordenada y fraterna’
Guadalajara: tambaleo electoral
Hoy estará Andrés Manuel López Obrador en Los Pinos, pues Morena, a cargo de Mario Delgado, celebrará los seis años del triunfo electoral del tabasqueño con un acto con abierto sentido de homenaje en el histórico inmueble que simboliza el poder presidencial derrotado en 2018 y ahora en proceso de continuidad con Claudia Sheinbaum, que, además de Clara Brugada, será una de las voces oratorias conmemorativas.
El contexto de esta evocación es altamente positivo para el movimiento político y social que ha encabezado López Obrador. Seis años atrás fue indubitable el resultado que le llevó a vivir en Palacio Nacional y no en Los Pinos, el antiguo rancho llamado La Hormiga que Lázaro Cárdenas del Río habilitó como residencia presidencial en 1934, para no ocupar el obviamente ostentoso Castillo de Chapultepec.
La movilidad inmobiliaria andresina no fue la más importante de las innovaciones que introdujo, pero sí una de las más emblemáticas, pues implicó el rechazo de la sede tradicional del poder que, luego de Cárdenas del Río, no había vuelto a tener un marcado componente popular. La narrativa obradorista fue pedagógicamente complementada con el rechazo del concepto de poder blindado y ensimismado que a la serie de presidentes correspondientes al PRI y el PAN confirió ese extenso complejo residencial y laboral, ahora denominado Complejo Cultural Los Pinos, de puertas abiertas a una programación cultural y artística de corte popular.
Los seis años del triunfo electoral de López Obrador casi coinciden con el primer mes del correspondiente a Claudia Sheinbaum, quien superó en cifras absolutas y porcentuales a su virtual antecesor. La aplastante votación obtenida por la científica capitalina ha sido también una confirmación del arrastre electoral del tabasqueño, una especie de validación masiva de sus políticas y un mandato de continuidad de estas.
El poder de López Obrador está a la vista. Sigue manejando e imponiendo la agenda política diaria, ha establecido compromisos programáticos transexenales y una parte de sus acompañantes actuales en el gabinete ocuparán cargos en el siguiente. En el control de las cámaras quedarán dos de sus principales operadores (Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, en el Senado y en San Lázaro, respectivamente) y tres cuartas partes de los gobiernos estatales son del guinda y asociados, con el sonorense Alfonzo Durazo como una especie de coordinador.
Receptora de una fuerza política inusitada, destinada con absoluta legitimidad electoral y política a manejar una avasallante estructura de poder que ha sumido en la confusión y la desesperación a los opositores a la llamada 4T, Claudia Sheinbaum Pardo mantiene una abierta disposición a la continuidad, aunque añade la noción del cambio, e incluso a compartir escenario en actos masivos a lo largo del país, en giras de fin de semana con el presidente saliente, quien ayer, en el sureste, resaltó que "La transición la estamos realizando de manera ordenada y fraterna. Es inédito".
Dicho proceso de transferencia del poder entre miembros de una misma corriente política e ideológica contrasta con lo sucedido en otras latitudes, donde por sus propias habilidades la derecha y la ultraderecha avanzan (Francia, ayer, como ejemplo, encaminado a una segunda vuelta definitoria) o las izquierdas se debilitan y confrontan (Argentina, Brasil Chile, entre otros casos latinoamericanos, entre los que destaca la dura pelea en Bolivia entre Evo Morales, buscador de reelección, y Luis Arce, el actual presidente, con mutuas acusaciones).
Y, mientras una sala regional del tribunal electoral federal ha detenido el conteo voto por voto correspondiente a la presidencia municipal de Guadalajara, en espera de que el tribunal estatal fundamente debidamente esa acción, entrando al fondo de las impugnaciones electorales presentadas, ¡hasta mañana!