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Artista lagunera María José Sesma reflexiona sobre el vacío a través la Zona del Silencio en próximo libro

En su proyecto fue el plasmar el llegar a otra dimensión o el si las reglas de la física no funcionaran ahí igual

(CORTESÍA/MARÍA JOSÉ SESMA)

(CORTESÍA/MARÍA JOSÉ SESMA)

GENARO CERVANTES

En las siguientes semanas está por publicarse una colección fotográfica de la artista lagunera María José Sesma, teniendo como escenario la Zona del Silencio.

Originaria de Torreón, la artista planteó que la fotografía tiene "la habilidad de hacer que algo sea realidad" por lo que trató de hacer en imágenes las ideas que se tiene de la Zona.

La Zona de Silencio, ese espacio de misterio ubicado en la Reserva de la Biósfera de Mapimí, fue objetivo de Sesma por ser "un lugar que básicamente es plano y no hay nada, pero todos los mitos y conceptos que hay alrededor del lugar se me hacían muy interesantes, porque tiene que ver como si el vacío permitiera que hubiera algo más".

La colección fue presentada como una muestra artística en espacios nacionales e internacionales

El Arte

Para María José Sesma, la Zona del Silencio fue la primera vez que trabajó con paisajes, siendo que los libros anteriores fueron de su familia, de un trabajo con archivo de internet y para este fue trabajar con el espacio exterior. 

Las historias, los meteoritos, la variada transmisión en las ondas de radio le sirvieron para hablar de la aridez como una metáfora, reflexionando sobre la falta de agua y "cómo una ausencia puede corroer sin una fuerza activa que destruya, solamente por no hacer nada que las cosas desaparezcan".

Otras ideas que surgieron en su proyecto fue el plasmar el llegar a otra dimensión o el si las reglas de la física no funcionaran ahí igual.

Planteó que es como si el lugar dijera "nadie nos está viendo, podemos hacer lo que queramos".

Sesma acudió varias veces a la Zona del Silencio, donde sentía estar en "un lugar donde nadie te ve, nadie te entiende y estás en un lugar puedes hacer lo que quieras, 'no por hacer algo malo, sino por verdaderamente sentir que aquí no hay nadie... como esa sensación, que no es el mar, sino que es tierra, pero que no hay nadie y estás tú solo con un entorno de kilómetros a la redonda'".

La fotografía

La artista recordó que al principio utilizó una cámara digital, pero sentía que la fotografía del desierto en digital "no me daba nada, nada que no hubiera visto ya, se me hacía muy plana, entonces los negativos me daban más textura y aguantan más la luz".Sólo una vez se le descompusieron dos cámaras, pero las otras no. 

Para el proyecto recurrió a usar también una cámara estenopeica, la cual no tiene metal y funciona con unidades de tiempo mayores de 1 segundo, "de que un minuto o lo que tu quieras dejarla" y eso le brindaba hablar de los conceptos ya mencionados. 

El experimento

(ESPECIAL/Córdoba Lab)
(ESPECIAL/Córdoba Lab)

Destacó que le gustó como salieron las fotografías, "hice muchos experimentos y yo siento como si los experimentos hubieran salido solos, como que las imágenes las estaba haciendo el lugar".

Agregó que todas las imágenes fueron hechas análogas y en el revelado todas las fotos salían rosas, sin hacer algo mal en el proceso, lo que le causó extrañeza ya que una de las veces que se le descompuso la cámara una parte del negativo se quedó a la mitad y ese pedazo salió una mancha rosa. 

Señaló que la Zona del Silencio pareció pintar los negativos de rosa tanto los de blanco y negro como de color. 

"Claro que nadie me va a creer y eso solo lo sé yo, yo sí me creo a mí misma... siento que el lugar se metió a los negativos".

Contó que hay una práctica fotográfica conocida como solarigrafías, donde usando una lata de refresco a la que se le hace un hoyito y se deja días (unos 3), permite que se "pinte" el paso del Sol en el papel y al escanear las imágenes notó que en su caso parecen meteoritos.

"Era sólo jugar con las unidades de tiempo, cómo algo que puede ser tan rápido se parece al Sol, al paso del Sol... como si las cosas tuvieran diferente ritmo, pero todo fuera igual".

Sesma destacó que eso se siente en el desierto, "parece que no pasa el tiempo, que las cosas no se mueven".

Planteó que dependiendo del proyecto usa medios diferentes "para que vayan con la atmósfera del tema que quiero... le busco y le busco hasta que encuentro qué me queda bien". 

El libro

La lagunera destacó que le gusta hacer libros porque eso permite ver todas las fotos juntas. Con cada proyecto tara entre tres o cuatro años y de ellos forma una narrativa, una secuencia que cuenta una historia que hable de todo un "minimundito". 

Estos libros siempre incluían textos propios, pero ahora es la primera vez que le pedía a alguien más hacerlo, ya que le resultó muy difícil hablar de la Zona del Silencio y por ello le pidió a la poeta Sara Uribe su colaboración.

Del trabajo Uribe como resultado del proyecto señaló "hizo unos textos muy, muy bonitos tanto de ella como de otras personas que recopiló pedacitos de varios autores e hizo como 20 chiquitos que van a ir en el libro junto con las fotografías y hablan de lo mismo, del vacío, de la Zona del Silencio, llevado a un lugar más universal, temas de otros lados que combinan con el lugar".

El libro será bilingüe porque la editorial California Press Books está en San Diego y aseguró que ya "está casi listo", esperando que salga a principios del 2025.

Señaló que los editores lo han considerado un reto, pero la editora Lorena Mostajo "es muy buena y está juntando tres imágenes para hacer una".

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