No basta con portar solamente el número 10 en la espalda para ser dentro de un equipo, de hecho puedes usar prácticamente cualquier número y tener lo necesario para ser realmente un “10”.
Tener uno de esos jugadores que hacen la diferencia, es el constante sueño de todos los equipos, algunos por la visión económica que les pueda traer a futuro, otros por la cuestión deportiva, buscando potenciar su desempeño.
Van a Europa o Sudamérica a buscarlo en el mercado, llevando maletines repletos de “billetes verdes” a cambio de hacerse con sus servicios; lo traen, se anuncia con bombo y platillo, y le tienen ya preparada su playera con ese mítico primer número, el de dos dígitos en la numeración natural.
Le dan trato de rey, lo apapachan, le dan un tiempo para su adaptación y un jugoso contrato por muchos años y que será “benéfico para ambas partes”; en su presentación, el jugador prometerá que va a “dejar la vida en el campo por esta playera y la afición”, asegurando que siempre quiso una oportunidad en un equipo de tal envergadura, no importa si es local o extranjero.
Al principio, la afición lo recibirá con muchos aplausos y el apoyo que se merece, algunas de las llamadas “hinchadas” los llegan a elevar al rango de ídolo, incluso sin antes verlo jugar.
Para nuestra fortuna, en la Comarca Lagunera no se llega a ese tipo de idolatría anticipada, aquí para que un jugador sea etiquetado como un ídolo, tienen que pasar diversas situaciones, pues la afición es conocedora y demasiado exigente.
Los primeros partidos se les tiene paciencia a todos los que llegan, se escuchan frases entre los fieles como “le falta adaptarse al club”, “algo tiene”, “se le ven ganas y técnica”, entre otros tantos argumentos.
Llegando a un estado avanzado de torneo, si no vemos que algo esté funcionando, cada vez se le exigirá un mayor porcentaje de efectividad porque el tanque se le agota, y es en este momento que la afición y la prensa conocedora volteamos a ver al “10” para cuestionar a la directiva que lo trajo.
Acá en La Laguna la vara de medir si que está muy alta, nos hemos “curtido” con verdaderos emblemas productores de puntos, goles y claro campeonatos, por lo que no nos conformamos con experimentos, estamos acostumbrados a pelear por los títulos.
El número “10” es solo un número en la playera, acá hubo dieces con el número 6 o con el 7, con el 8, 11, 29, 30 y hasta con el 58. Algunas playeras realmente pesan tanto como el cemento y en el calor desértico del noreste el “10” debe pesar más, mucho más.